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miércoles, 25 junio,2025

Paulino ya es historia en el C.D. Tenerife

Ayer presentó su dimisión en el transcurso de una rueda de prensa

Paulino Rivero ya es historia en el C.D. Tenerife. Su breve presidencia terminó hoy, tras un fracaso, y tras admitir que no se puede ser presidente cuando uno no puede tomar decisiones en el Club. Era un reconocimiento a su propia impotencia para seguir rigiendo los destinos de una entidad deportiva en la que nunca pintó un carajo, a causa de las peleas internas.

Las relaciones de Rivero con Rayco García, que probablemente mañana se convertirá en presidente de la entidad blanquiazul si las cosas no dan un vuelco –que podrían darlo–, se habían deteriorado bastante. Había quedado relegado a la condición de empleado, con un sueldo miserable.

El Tenerife es hoy un muñeco roto, lleno de dudas e incrustado en la cola de la clasificación, con todas las posibilidades en la rifa de convertirse en carne de Primera Federación; o sea, nada.

Hay accionistas que perderán hasta siete millones de euros si el Tete desciende a esa categoría, pero, ¿qué son siete millones de euros para quien tiene muchos? Sólo un milagro podría enderezar el rumbo de un equipo que hace tiempo que va proa al marisco.

La junta general de hoy, jueves, puede convertirse en un poema épico, con Rayco García que quiere ser presidente –u otra persona de su equipo, vaya usted a saber–, un José Miguel Garrido que interpone y recibe querellas y que lo que quiere es vender sus  acciones y mandarse a mudar y unos síndicos absortos, empresarios locales con grandes paquetes de acciones que están a punto de no valer nada. Ese es el panorama, en uno y otro bando.

La gran orquesta la componen Amid Achí, Conrado Bacallado, Juan Pelayo y Miguel Concepción. El batería es Rayco García y el vocalista José Miguel Garrido.

La sombra de Javier Pérez, el presidente providencial que cogió al Tete en Segunda B y lo puso en la UEFA, sobrevolará la asamblea. Él quiso siempre que el Tete fuera propiedad de la afición, pero la afición no tuvo fundamento para respetar su voluntad y comenzó a vender de manera miserable sus acciones a un godo que llegó del frío.

¿Para qué, para esto? Ahí tienen el resultado. Mañana supongo que comentaremos cómo se desarrolló la batalla de indios contra vaqueros, con un notario presente que dará fe de todo. Y a lo mejor no pasa nada, que todo puede ser. La sociedad tinerfeña es imprevisible y el Tenerife forma parte de ella. Lean el editorial que publicamos hace unos días y que ustedes tendrán delante con sólo levantar la vista.

A. Hernández-Romero
A. Hernández-Romero
Bajo el seudónimo de A. Hernández-Romero escribe un colectivo de periodistas deportivos que colabora con este periódico.

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