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lunes, 23 junio,2025

Pablo Iglesias también minimiza los insultos de Sánchez

Mientras la filtración de mensajes privados del presidente del Gobierno ha sacudido el panorama político, Pablo Iglesias ha optado por una respuesta más bien indulgente. En lugar de criticar el tono despectivo utilizado por Pedro Sánchez —quien le llamó “maltratador”, “torpe” y “cuñado” durante su etapa como vicepresidente—, el exdirigente de Podemos ha defendido el derecho del jefe del Ejecutivo a desahogarse en conversaciones privadas sin que se le exijan responsabilidades.

Iglesias, que ha abordado el tema en el programa Malas Lenguas de TVE, ha querido trasladar el foco del debate desde lo personal hacia lo político. “Uno tiene derecho a cagarse en los muertos de quien quiera en un chat privado”, ha afirmado sin rodeos, intentando restar gravedad a las palabras del presidente. A su juicio, lo verdaderamente relevante no son los insultos, sino las tensiones políticas de fondo que revelan los mensajes, especialmente sobre temas como los desahucios o el control de la comunicación institucional.

Lejos de mostrarse molesto, Iglesias ha asegurado no guardar rencor y hasta ha enviado un “abrazo” a Sánchez. Su objetivo parece ser presentarse como una figura política madura, capaz de digerir agravios personales sin dejar que interfieran en su relato público. Eso sí, no ha desaprovechado la ocasión para lanzar una pulla a Sumar y a su sucesora Yolanda Díaz, remarcando que, a diferencia de su época, el actual presidente “duerme como un osito de peluche”.

La intervención de Iglesias plantea varios interrogantes. ¿Hasta qué punto puede normalizarse el lenguaje vejatorio entre miembros de un Gobierno? ¿Se puede despachar como “algo privado” lo que refleja una profunda desconfianza y hostilidad entre socios institucionales? Aunque Iglesias ha querido cerrar filas con su antiguo compañero de coalición, no deja de llamar la atención su defensa de lo que, en otros contextos, podría calificarse como maltrato verbal.

Más allá del debate sobre la privacidad de los mensajes, esta intervención vuelve a poner sobre la mesa la tensa convivencia entre PSOE y Podemos durante el primer Gobierno de coalición de la democracia reciente. Iglesias ha reconocido “broncas” constantes, acusaciones cruzadas de manipulación mediática y choques por cuestiones sociales, en especial los desahucios. Sin embargo, el modo en que se trivializa la agresividad con la que se comunicaban los líderes del Ejecutivo puede dejar un sabor amargo en un electorado cada vez más cansado de ver cómo se justifican los excesos, siempre que vengan de los suyos.

En definitiva, Iglesias ha optado por cerrar filas con Sánchez en lo personal, mientras aprovecha para reafirmarse en lo político. Pero al hacerlo, deja pasar una oportunidad de condenar el deterioro del respeto institucional, aunque este se manifieste en un chat de WhatsApp.

Gabriel Suárez
Gabriel Suárez
Redactor de El Burgado, estudiante de Periodismo en la Universidad de La Laguna, directivo de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas, Vicepresidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de La Laguna y colaborador en programas de televisión y emisoras de radios

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