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jueves, 16 octubre,2025

O´Daly 28 y Brito 18

⏱ 5 min de lectura

Arriba el periscopio. El objetivo es detectar un movimiento de vanguardia. Pero no cualquier movimiento de ola, sino más bien tierra firme. No cualquier sitio. Imagina un espacio propio entre la cultura de las masas y la soledad. Ninguno de los extremos, un lugar en el que te sientas a gusto. El sensor del periscopio se encuentra conformado por una hilera de preguntas que a continuación detallo.

¿Te atreverías abrir una puerta cerrada? Si te encuentras un libro, ¿lo dejarías cerrado o comenzarías a leerlo? ¿Crees que los problemas existen? ¿De dónde vienes? ¿A dónde vas? ¿Cuánto tiempo te queda? ¿Las mutaciones sirven para algo? ¿Puedes ser incoherente contigo mismo?

Más preguntas. ¿Qué podrías tener en común con un cochino o un cacahuete? ¿Dónde puedes encontrar las máximas de la experiencia? ¿Puedes estar al mismo tiempo en dos sitios? ¿Dónde acaba la moral y se inicia la coactividad de la ley? ¿Se puede convivir con otra persona yendo a diferentes velocidades? ¿El vocablo no todavía existe? ¿La belleza y el tiempo están reñidos? ¿Por qué alguien puede estar interesado en las cosas que hago o dejo de hacer? ¿Los significantes son más importantes que los significados? ¿Allí donde veamos a dos o más personas siempre habrá discordia?

De todas maneras, la cuestión más importante aún no la he mencionado y es la siguiente: ¿vale más creer o averiguar? En medio de lo que serían estos dos estados mentales, nos podríamos encontrar una penúltima curiosidad: ¿al menos me seguirás la corriente?

Con anterioridad, he intentado resumir aquellas incógnitas que nos hacen más humanos. Ciertamente, no tengo respuesta para las diversas cuestiones que he enumerado. O más bien si las tengo, pero en la presente crónica creo que lo más interesante es que intentes responderlas por ti mismo. Tus contestaciones formarán parte de este artículo, pero de forma invisible y confidencial. No obstante, no te detengas aquí. Todavía tengo que explicar el motivo por el que he escogido el título para esta narración.

Siempre he pensado que los cambios tienen que empezar por una buena pregunta. De alguna manera, de repente, las dudas irrumpen en forma de preguntas.  Pero hoy en día los movimientos y las inquietudes de vanguardia no abundan. Por lo general, sólo ves personas reunidas para debatir cómo matricularse en el curso de auxiliar de veterinario Iumiuky.  Tengo la impresión de que en la vida contemporánea los problemas han desaparecido. ¿Será por ello por lo que no existen personas inquietas? De todas maneras, los efectos de la anestesia terminarán despareciendo.

Pues bien, he titulado la presente crónica como O´Daly 28 y Brito 18. He usado este encabezamiento como un guiño y homenaje a dos personas que se conocieron en la Isla de La Palma en el siglo XVIII. A través un proceso judicial consiguieron que los representantes de la isla fueran elegidos de forma democrática por los propios palmeros. Las coordenadas de La Palma son 28,50” de latitud norte y 18,00” de latitud oeste. Me refiero concretamente a Dionisio O´Daly y Anselmo Pérez de Brito. El primero era un comerciante irlandés que había arribado en La Palma mientras que el segundo era abogado nacido en la Isla Bonita. Con toda probabilidad, en el siglo XXI, personas como O´Daly y Pérez de Brito te habrían dicho que en la confección de un traje es más importante una buena pregunta que la tela. Las coordenadas geográficas son más fiables a la hora de propiciar un movimiento de vanguardia. La historia está llena de ejemplos. Siempre se cumplirá la siguiente máxima: si no sale un santo, saldrá un mortero.

La Palma, por aquel entonces, en pleno siglo XVIII, estaba gobernada por los regidores perpetuos que no habían sido elegidos de forma popular. La causa judicial, que fue conocida como “El Pleito de los Regidores Perpetuos” se desarrolló entre 1768 y 1771. Tras una serie de vicisitudes, el Consejo de Castilla, órgano encargado de dirimir la controversia, cesó a todos los regidores perpetuos de La Palma y le dio la razón a O´Daly que había sido defendido por el abogado Pérez de Brito. Sin duda, fue un acto precursor de la democracia en Europa, nada más y nada menos, al reconocerse la procedencia del sufragio popular. Por tanto, ocurrió mucho antes de la Revolución Francesa que se iniciaría en el año 1789 o la Constitución de los Estados Unidos de 1787. Me imagino que en aquel momento hubo una lluvia de preguntas. Sin embargo, todos sabemos que en la actualidad no llueve como antes.

Jaime Díaz Fraga
Jaime Díaz Fraga
Abogado. Experto en movilidad internacional.

1 COMENTARIO

  1. Interesante artículo. Didáctico, enriquecedor, y con interrogantes qué invitan a la reflexión, aunque en este mundo nuestro la acción de pensar de venga en un verbo casi en peligro de extinción. No le conviene a una sociedad de consumo, ni a quienes gobiernan, que abunden pensadores que cuestionen aspectos o que sacudan neuronas propias y ajenas. Mis respetos y admiración por tu prosa querido compañero.

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