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jueves, 16 octubre,2025

NUEVAS PRUEBAS EN LA TRAMA CASO ABALOS. Tentáculos en Palacio: la trama que nunca se fue

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Se suponía que la historia había terminado cuando se marchó el ministro de los maletines y los abrazos institucionales. Se suponía. Pero la realidad —siempre menos ingenua que los discursos de investidura— revela que la red de influencias que tejió en su etapa dorada no solo sobrevivió, sino que prosperó como una enredadera de despacho: trepando por las paredes de cada ministerio con la habilidad de un gato viejo que conoce todas las ventanas.

Las últimas investigaciones de la Guardia Civil describen algo más que un caso de corrupción: pintan el mapa de un sistema paralelo. Un ecosistema donde los contactos pesan más que las urnas y los favores más que los presupuestos. Conversaciones interceptadas, facturas que huelen a humo, confidencias dichas entre cafés… No hablamos de un accidente político, sino de una forma de gobernar.

En uno de esos audios de pasillo —tan reveladores como un BOE a medianoche— un interlocutor confirma que el partido mantuvo su apoyo al exministro “aunque… bueno, ya sabes”. Traducción libre: mejor no levantar alfombras si todos pisan la misma moqueta. En otro extracto, un cargo directivo alardea de “llevarse bien” con una ministra, algo que en cualquier país serio sería una anécdota… pero aquí se convierte en contraseña mágica para acceder al tesoro.

Por si faltaba algo, aparece la idea brillante: mandar al protagonista a una embajada para que el temporal no le despeine. Mientras tanto, las preguntas sobre si “entró ya lo de Perú” suenan como si habláramos de una transacción financiera cualquiera y no de presuntos manejos turbios con acento internacional.

La guinda del pastel: una ONG manejada por su hija como vía de blanqueo. Filantropía creativa. Donde otros ven causas nobles, algunos ven cuentas corrientes.

Y ahí está el Ejecutivo, con su aire de solemnidad impostada, repitiendo que “todo se aclarará”. Claro que sí. Como se aclaró Gürtel, los ERE o Kitchen: con condenas, silencios y mucha niebla política de por medio.

Mientras tanto, los tentáculos siguen ahí, estirándose, adaptándose, esperando el próximo festín institucional. Lo más inquietante no es la trama. Lo más inquietante es la costumbre con la que ya se acepta.

Porque en este país no hay tramas que desaparezcan… solo guiones que se reciclan.

Redacción
Redacción
Equipo de Redacción de elburgado.com

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