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Cajasiete
sábado, 19 julio,2025

No

No. Muevo mi cabeza de derecha a izquierda. En la mayor parte del mundo ese movimiento de la derecha hacia la izquierda significa no. Un no rotundo. Una gesticulación prácticamente universal. Una vez aclarado eso, ahora es cuando digo que vivir en una isla no es una manera de cercenar las aspiraciones vitales de una persona. Muy al contrario. La insularidad no es finita sino más bien infinita.

Entonces, cuando digo que la insularidad es infinita mi cabeza no se mueve de derecha a izquierda sino de arriba hacia abajo. Y es que ese movimiento de la cabeza de arriba hacia abajo también es una gesticulación usada prácticamente en todo el mundo. Equivale a una afirmación o a un sí también claro y preciso. Una palabra acompañada de una gesticulación, en este caso con un movimiento de cabeza, supone un plus de honestidad y de pedagogía. Nos entendemos mejor. También, se transmite sosiego y confianza.

Hace años alguien me decía que vivir en una isla suponía una limitación. Sostenía de una manera un tanto imprecisa y genérica que en una isla todo estaba más limitado. Realmente, aunque no me concretaba a qué se refería, entendí que tras ello había una visión poco creativa de las cosas. Y es que una limitación es inversamente proporcional al proceso creativo. Ahora bien, la limitación es la chispa del proceso creativo. Efectivamente, la definición clásica de una isla se refiera a ella como una porción de tierra rodeaba de agua por todas las partes. En una isla la comunicación no es tan fluida como en la zona continental. Y ello va a suponer una serie de aparentes desventajas. Pero de la indefinición surge la creatividad. Entonces, la limitación y la porción de tierra rodeada de agua forman realmente un tándem creativo.

Cuando estudiaba bachillerato en Los Llanos (La Palma), en la asignatura de literatura, teníamos que leer un libro diferente cada mes. Y luego nos hacían preguntas para comprobar si habíamos leído el libro. De aquella época recuerdo algunos libros como Sosala, El Disputado voto del Señor Cayo o Rebelión en la Granja. Tengo un recuerdo especial de la fábula orweliana que se relataba en Rebelión en la Granja porque el profesor nos preguntó cuál era la moraleja de esa fábula. Al profesor le pareció tan buena mi respuesta que me pidió que la leyera para toda la clase. Y así lo hice.

Pero ahora me gustaría rescatar otra pregunta que nos hicieron del libro Mararía, esto es, un clásico de la literatura canaria. En este caso, la profesora nos preguntó por el motivo por el que, en Mararía, uno de los personajes era conocido Pedro El Geito. Mi respuesta por aquel entonces fue sencilla: Pedro El Jeito tiene geito o jeito. Y es que en Canarias tener jeito supone tener habilidad y destreza para resolver problemas y superar adversidades. En una isla, ciertamente, los problemas crecen, pero la necesidad por resolverlos desata los cinco sentidos. El efecto insularidad infinita conlleva una fuerza vital que está atenta en cada instante. Aquí vuelvo a mover mi cabeza de arriba hacia abajo.

Si tienes el carnet de conducir, estarás acostumbrado a usar la luz corta y la luz larga por la noche. Lo bueno del proceso creativo es que siempre puedes usar la luz larga ya que no vas a cegar a nadie. Ante la adversidad, los problemas y los prejuicios, lo mejor es conectar la luz larga. En la infinitiva insularidad, la luz larga siempre está encendida.

También me gustaría acabar este artículo trayendo a colación los diminutivos. Cuando era un niño, siempre me llamó la atención de que un mirador no se le conociera por el Mirador de la Cumbre sino por el Mirador de la Cumbrecita. Tal vez lo que subyace ahí es una manera de abarcar la realidad. Lo sencillo o pequeño es más fácil de comprender que lo grande. El uso del diminutivo es como una llave para poder entrar a una realidad que nunca ha sido fácil de sobrellevar. Empiezas por las pequeñas cosas y terminas haciendo grandes cosas. Está claro que la insularidad es infinitiva. Y aunque empecé este artículo con la palabra no, ahora mi cabeza se mueve, una vez más, de arriba hacia abajo: como un sí rodeado de agua por todas partes y que forma parte de la infinita insularidad.

Jaime Díaz Fraga
Jaime Díaz Fraga
Abogado. Experto en movilidad internacional.

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