No tenemos tiempo para leer tan deprisa

Dice un lector que escriba menos para él saborear mejor mis artículos. Es la primera vez que me pasa. Un conductor de Titsa que iba camino del sur y que se saltó una parada y volvió para recoger a los viajeros afectados fue asaltado por un pasajero/energúmeno en plena ruta, con la guagua circulando. El animal incluso forcejeó con el chófer, cabreado porque el conductor varió momentáneamente el trayecto a seguir. Había otro conductor fuera de servicio en la guagua, que intentó mediar entre agresor y agredido, pero nada. Llegó la Guardia Civil, detuvo al burro y los viajeros tuvieron que esperar 25 minutos, o más, a que la situación se normalizara. Antañazo, en los tiempos de la heroica, en las guaguas se colocaba un cartel junto al conductor: “Prohibido hablar con el conductor y escupir”. A veces el grabador se confundía y escribía: “Prohibido escupir y hablar con el conductor”, lo que libraba del lapo al chófer pero confundía al personal. Canarias en un país surrealista en el que todo puede suceder, incluso que un tipo pirado increpe y agreda a un chófer con la guagua en marcha. Por cierto, que el empleado de Titsa que conducía el vehículo tuvo que ser atendido de arañazos y golpes. En las guaguas todo se graba, así que no se tomen la confianza porque pueden salir mal parados. Ahora será un juez quien imponga el castigo al malandro, bueno presunto malandro, a la vista de esas grabaciones y de las declaraciones de los testigos, si los encuentran, que yo creo que no, a no ser que la Meretérita haya tomado apuntes. Estas cosas las escucho yo en la radio, cuando cojo el coche, lo cual no es frecuente. Digo más, es cada vez menos frecuente. Espero que el apabullado lector que quiera que escriba menos se haya entretenido con la historia y no me lo reproche más, que estoy harto de reproches. Este oficio de escritor cada vez está más jodido y peor pagado, pero por lo menos uno se siente aliviado cuando acaba el relato. Como ahora. Joder, qué lío.