- Publicidad -
Cajasiete
sábado, 17 mayo,2025

Morir en el 95’: un empate que huele a descenso y sabe a derrota

El Tenerife se nos muere…y duele más que nunca.

A veces, uno no sabe si es peor perder o dejar escapar la victoria en el último minuto. Hoy salimos del Ciutat de València con un nudo en la garganta y el alma encogida: el Tete empataba 1-1 ante el Levante UD y, aunque el marcador diga que sumamos un punto, la sensación es la de una derrota más. Sí, una más. Una de tantas.

Marcamos primero, lo tuvimos. Alejandro Cantero, con esa mezcla de rabia y respeto, nos dio un “fisco” de esperanza en el 32’. Fueron unos minutos de ilusión, de esos que solo el fútbol te regala y te arrebata con la misma facilidad. Pero el Tenerife no supo cerrar el partido. No supo mantener la calma, ni dominar los nervios. Y en el 95’, cuando ya estábamos tocando el alivio con la yema de los dedos, viendo el milagro más cerca, Roger Brugué nos devolvió a la realidad con un gol que nos rompió el alma.

Y ahí es cuando te haces la gran pregunta: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo ha llegado este club, este escudo que llevamos tatuado en el pecho, a esta situación tan triste, tan desesperanzadora? El Tenerife no es un equipo cualquiera. Es historia, es sentimiento, es un volcán de emociones. Hemos vivido tardes inolvidables, ascensos sufridos, descensos dolorosos… pero lo de este año es otra cosa. La crisis deportiva e institucional que ha vivido el Tenerife durante gran parte de la temporada parecía, a veces, irreal.

Esta plantilla ha luchado. A veces con más corazón que acierto, pero durante demasiadas jornadas el equipo no logró dar con la tecla. También el club ha cometido errores, y la gestión ha dejado dudas en momentos clave. Ha habido decisiones discutibles, cambios que no siempre ayudaron a estabilizar el rumbo. Pero más allá de los fallos, lo que no podemos perder es la conexión con lo que nos une: la afición. Porque lo único que sigue firme es la gente. Somos nosotros, los que vamos al Heliodoro aunque llueva tristeza, los que seguimos creyendo aunque todo indique lo contrario.

Quedan cuatro jornadas. Cuatro. Y lo que hace unas semanas parecía difícil, ahora roza lo imposible. Pero si algo nos ha enseñado este escudo es que no se baja los brazos jamás.

No nos rendimos. Porque esto es el Tenerife. Porque hemos caído antes y nos hemos levantado. Y si al final descendemos, que sea con la cabeza alta, sabiendo que luchamos hasta el último aliento. Porque el Tenerife se nos muere… y duele más que nunca.

Rita Medina Páez
Rita Medina Páez
Redactora de El Burgado. Máster en Protocolo con Matrícula de Honor en TFM de análisis de protocolo deportivo aplicado a la Fórmula 1

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img
spot_img

LECTOR AL HABLA