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La vicepresidenta primera del Gobierno y líder del PSOE andaluz, María Jesús Montero, ha utilizado su presencia en la Feria de Córdoba para lanzar un mensaje de respaldo incondicional a Pedro Sánchez, evitando sin embargo toda mención a las diversas investigaciones que rodean actualmente al entorno del presidente. En lugar de explicar las preocupaciones que han motivado dichas pesquisas, Montero prefirió denunciar una suerte de campaña generalizada contra Sánchez, apelando a los militantes a plantarse frente a unos ataques que no concretó ni contextualizó.
«Tenemos que defender a nuestro presidente de los ataques por tierra, mar y aire», declaró con solemnidad en un discurso dirigido a la militancia socialista reunida en la caseta del partido. Sin embargo, la dirigente omitió referirse al juicio oral abierto contra David Sánchez, hermano del presidente, por presuntas irregularidades en su contratación en la Diputación de Badajoz. Tampoco hizo alusión a la investigación en curso contra Begoña Gómez, esposa del presidente, ni al caso que involucra al exministro Ábalos en una supuesta trama de corrupción relacionada con material sanitario.
Lejos de abordar la creciente preocupación por la opacidad y la acumulación de causas que afectan al PSOE y al propio entorno presidencial, Montero centró su intervención en arengar a las bases. Pidió convertir cualquier conversación cotidiana en una oportunidad para defender la gestión del Gobierno central, sin aclarar los puntos controvertidos que hoy alimentan un clima de desconfianza creciente.
En clave andaluza, Montero dejó claro su objetivo político inmediato: recuperar la Junta de Andalucía, actualmente gobernada por Juanma Moreno (PP) tras su histórica victoria. Aunque aún no ha sido proclamada oficialmente candidata del PSOE andaluz, ya actúa como tal, asegurando que quiere que «el pueblo, de mi mano, vuelva a donde tiene que estar, que es el gobierno de la Junta de Andalucía». Su discurso, cargado de promesas de futuro, obvió las razones por las que el electorado andaluz le dio la espalda al PSOE tras casi cuatro décadas de hegemonía.
La dirigente socialista concluyó augurando un giro en el mapa político municipal, dominado hoy por el PP, con un convencido «el PSOE va a gobernar en la mayoría de los ayuntamientos de Córdoba y de Andalucía». Una afirmación que parece ignorar las señales de desgaste político acumuladas en los últimos meses y que la militancia, por más que se le convoque a defender, difícilmente podrá revertir sin una autocrítica real del partido y de sus liderazgos.