Conocí a César Manrique (1919-1992) en un almuerzo con Fernando Higueras, uno de los mejores arquitectos españoles, cuando todavía proyectaban el que luego sería hotel “Salinas”. Hay dos o tres hoteles en el mundo que a mí me parecen excepcionales: el “Plaza” de Nueva York, el “Beverly Hilton” de Beverly Hills y el “Salinas” de Lanzarote. En los tres me he alojado. Cuando Cándido Figueroa, uno de los grandes directores de hotel de Canarias, era titular del “Salinas”, yo siempre iba allí. Alguna vez me alojé en la suite de Hussein de Jordania. Otras, en una villa maravillosa, cuya construcción fue posterior a la del hotel, ya en tiempos de “Meliá”. Yo creo que el arquitecto de las villas es un yerno de Gabriel Escarrer, uno de los grandes hoteleros del mundo, que fue presidente ejecutivo de Meliá. Luego cedió el testigo a sus hijos.
Bueno, pues conocí a César en ese almuerzo. Ya no me acuerdo con qué motivo ni qué otras personas asistieron al mismo. Sí recuerdo que fui invitado a la inauguración del hotel y que me impresionó, cada vez que me alojaba en él, la belleza del edificio, su sólida construcción, su símbolo de la modernidad. Y sus jardines centrales, preciosos.
En varias ocasiones estuve en casa de César, bien por motivos profesionales o por motivos de amistad con el artista, sobre todo para llevar allí a algunos amigos importantes, para que conocieran al gran urbanista lanzaroteño. Porque si se admira a César como pintor, más se le admira y se le ha premiado como valedor del paisaje, como urbanista. A nadie se le ocurre plantar un árbol al revés, como hizo en el Lago de Martiánez, u homenajear a los niños con aquella jibia gigante.
Cuando se construyó el Lago de Martiánez, primera gran obra urbanística y de ocio de Manrique, junto a los ingenieros Juan Alfredo Amigó y José Luis Olcina y al constructor Luis Díaz de Losada, yo seguí esa obra paso a paso. Trabajaba entonces en “La Tarde” –1970-1976— e iba cada día a visitar los trabajos. Me hice gran amigo de los cuatro. Ellos formaban el círculo más cercano de César, que les consultaba todo.
Que buenos tiempos querido amigo Siempre recuerdo que te conocí en plena obra de las piscinas Creo que tú estabas en tu último curso de Periodismo y esribias en La Tarde. JA