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El presidente del Real Casino de Tenerife, Miguel Cabrera Pérez-Camacho, ha sido exonerado de los cargos presentados contra él de agresión y acoso sexual. Tanto los juzgados número 3 y 4 de La Laguna como la Audiencia Provincial han certificado su inocencia. El presidente del Real Casino prepara acciones judiciales por supuestas denuncias falsas y por un presunto delito contra el honor y la intimidad contra las personas involucradas y contra el periódico “El Día”. También ha arremetido contra el rector de la Universidad de La Laguna, que incoó un procedimiento administrativo para apartarle de la docencia, estando en curso un procedimiento penal. Al rector, entre otros calificativos, le dedica dos muy canarios: “mago” y “papa frita”. Esta es, textualmente reproducida, la nota que Miguel Cabrera ha enviado este mediodía a los socios del Real Casino.
Carta a los socios del Real Casino
“Como ustedes saben, en la segunda quincena de octubre de 2023 se me declaró investigado por dos supuestos delitos de agresión sexual. A mis 69 años.
Yo sostuve desde el primer momento que se trataba de denuncias falsas. En toda mi vida no he agredido sexualmente a nadie, ni mujer ni hombre.
También sostuve y sostengo que fue una denuncia impulsada por venganza y odio enfermizo por un aprendiz de abogado expulsado de mi despacho.
Hoy les manifiesto con alegría que la Audiencia Provincial y los Juzgados de Instrucción números 3 y 4 de La Laguna han certificado mi inocencia, con autos de sobreseimiento y archivo. La segunda denuncia, era una copia de la primera, fue escrita por la misma mano y resultó tan falsa como la anterior.
En todos los casos, ni agresión sexual, ni acoso sexual.
¿Y ahora qué?
¿Alguien pedirá perdón?
¿Alguien pedirá perdón por el daño causado a mi familia, a mi honor, a mi prestigio social, al despacho, al Real Casino de Tenerife y a la Facultad de Derecho?
¿Pedirán perdón Cristo Manuel Hernández Dorta y Tomás Álvarez Serpa por sus denuncias falsas?
¿Lo hará Enrique Padilla Ascanio por impulsar la denuncia desde el momento uno, acudiendo a los dos cuarteles de la Guardia Civil, testificando falsamente como testigo “imparcial” y aportando una lista de testigos que no comparecieron?
¿Pedirá perdón El Día por haberme masacrado miserablemente día tras día, dándome por condenado?
¿Pedirá perdón un tal García Rodríguez, nuestro novato rector magnífico, por su magnífica incompetencia, al dictar una sanción administrativa encubierta, estando en curso un procedimiento penal, y demostrando que lo de la presunción de inocencia no va con él?
Rector García, yo llevaba 39 años de profesor en la Facultad de Derecho y para no aguantar sus tropelías cursé mi baja inmediatamente, con un expediente sin una sola mancha. Y usted me agredió jurídicamente, por la cara, sin darme audiencia ni querer escuchar mi defensa.
Usted, es un peligro público para la ULL. rector, porque usted es un ignorante. O como decimos en esta tierra: usted es un mago. Un papa frita, cuyo servicio de inspección educativa deja mucho que desear.
En cambio, a mí los alumnos me querían y respetaban.
Pero una persona querida, que se convierte en el primer profesor titular de la ULL y en el primer presidente del Real Casino de Tenerife que en vida y en activo recibe el reconocimiento y honor de una calle con su nombre en Santa Cruz, provoca muchas envidias, en vez de generar orgullo.
¿Se disculparán esos 95 socios que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, osaron solicitar una Asamblea Extraordinaria para sustituirme a mí y a mi Junta Directiva, olvidando que fuimos elegidos por 571 socios?
A estos socios no les voy a exigir que pidan perdón. El Casino es liberal y los socios pueden pensar lo que quieran. Solo les voy a pedir que se tomen una taza de tila y se tranquilicen.
Las elecciones serán cuando tocan y tocan en octubre de 2025. hasta entonces no procede usar las urnas.
Nuestros Estatutos sociales son claros: el mandato de la Junta Directiva es por cuatro años y la única causa de remoción es una gestión negligente. Y punto.
La petición fue denegada por contraria a Derecho, pero es evidente que formaba parte de una ofensiva para que yo renunciara a la Presidencia, usando las dos denuncias falsas.
Pero, ojo, porque nuestro Casino lleva 7 años teniendo la mejor gestión de su historia, según los socios antiguos, aunque les pese a los promotores de esa asamblea fallida.
Cuando mi junta llegó, hace 7 años, se pagaba una cuota de 62,72€, la misma que ahora, no se ha subido ni se subirá. Había deudas de anteriores directivas que ya se han pagado. Los almuerzos en el Casino, los estamos subvencionando. No ha habido derramas. Tenemos un magnífico gimnasio y las finanzas están como nunca. La actividad social y cultural es inmensa. La mejor de España. Los socios están contentos. Nuestro Casino ha cambiado y funciona otra vez.
Por último, quiero que ustedes entiendan que yo no podía dimitir como Presidente del RCT. Si lo hubiera hecho se podía haber entendido como un reconocimiento de culpa y no habría defendido mi inocencia ni mi honor. Y el honor hay que defenderlo hasta el último instante de nuestras vidas. Hasta que nuestros cuerpos estén en el suelo ahogándose en su propia sangre.
Porque, como nos enseñó Calderón: “Al rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios”.
Yo tenía que resistir, porque el que resiste gana. Es el “qui patitur vincit” de los romanos.
Termino dando las gracias a la mayoría de los socios y a toda la Junta Directiva, por el cariño que he recibido de ellos y también a el personal del Casino y del restaurante, que siempre creyeron en mi inocencia. Y a mi tesoro más grande, que es mi familia –mi esposa, mis cuatro hijos y mis cuatro nietos–, por su apoyo emocionado”.
Miguel Cabrera Pérez-Camacho
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N. de la R. Este periódico se ha manifestado en varias ocasiones a favor del precepto constitucional de la presunción de inocencia de las personas, en contra de los terribles juicios paralelos que una parte de esta sociedad podrida moralmente, como es la tinerfeña, pone en práctica en tantas ocasiones y se alegra enormemente del resultado judicial absolutorio, que pone fin a una persecución absurda, desmedida e incomprensible contra Miguel Cabrera Pérez-Camacho.
Me alegro mucho del resultado judicial. Fue mi profesor hace ya aproximadamente treinta años y guardo un muy buen recuerdo.