Margarita Robles, magistrada en excedencia especial del Tribunal Supremo, ministra de Defensa de España, es una de las personas conscientes del Gobierno de Sanchón. Va por libre, en lo posible, dice lo que piensa y es sensata. Tiene experiencia en la Administración –fue segunda de Juan Alberto Belloch en Interior cuando atraparon al ratero de Roldán— y no se corta un pelo. El otro día, en la presentación del nuevo libro de Julia Navarro, se refirió a la dictadura de Maduro y al éxodo de venezolanos por todo el mundo –ocho millones— por causa de la política represiva en Venezuela. A Maduro no le gusta que lo llamen dictador. Y así lo califica hasta mi amigo El Puma, que se le ha tirado al cuello. El animal de Caracas reaccionó llamando a consultas a su embajadora en Madrid, Gladys Gutiérrez, y creo que también convocó al embajador español en Caracas. No les interesa romper relaciones porque se le acabaría el chollo entre otros a Zapatero que puede que reparta, aunque sea sólo una suposición; mejor, una sospecha. El pequeño y prudente –a veces, demasiado prudente– Albares saltó enseguida templando gaitas y Rajoy y Felipe han recibido a González Urrutia con el tratamiento de “presidente”. Pero lo bueno va a ser la semana que viene cuando emita su fallo el Parlamento de la Unión Europea. Entonces se le va a acabar el chollo a Zapatero, por lo que le recomiendo recoja sus viandas y sus posibles y que salga corriendo para acá, si es que no sigue escondido en Lanzarote. No se preocupen por él, porque no tendrá problemas con la Agencia Tributaria hasta que no haya cambio de Gobierno. Entonces será mejor que salga corriendo para Andorra, con la mochila de la Madre Superiora, paz descanse. Así pues, Margarita se llama mi amor. Por lo menos, tiene lo que tiene que tener para llamar las cosas por su nombre, no como el acojonado de Albares y el presidente sin corbata, que manda a buscar al mandatario venezolano electo en un avión de los suyos y después no le otorga el tratamiento adecuado. Pues ya tenemos crisis diplomática, motivada por la fiereza del hermano de Betty la Fea, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea de Venezuela, y por el sanguinario Diosdado Cabello, asesino, torturador, represor y narcotraficante. Ah, y ministro del Interior. Maduro creo que ha reivindicado los aires de la vieja colonia, como María Dolores Pradera, paz descanse, reivindicaba los aires de Lima, y eso. Habrá ruptura de relaciones, casi seguro, y después Zapatero pasará su minuta por reanudarlas. Es la ley de la oferta y la demanda, todo está en los libros de política y de economía. Pero Margarita se llama mi amor. Y a todos estos payasos de circo lo más adecuado será recomendarles que se manden a mudar, que las urnas han hablado y que la democracia es el único bien que nos queda, aquí y allá, después de tanto brutal dictador –allá—y de tanto aprendiz de dictadorzuelo de aldea, autócrata –aquí–.
viernes, octubre 11, 2024