Esta vez no le va a ser fácil a Maduro contener a miles, millones de personas que no soportan por más tiempo a la dictadura chavista. Caracas es un clamor contra el fraude electoral del domingo, mientras Maduro acusa a la oposición de ¡haber jaqueado al Consejo Nacional Electoral! Ha sido todo lo contrario, hubo un auto jaqueo cuando el CNE vio que la oposición ganaba claramente las elecciones. Y fue obra del propio CNE.
“Los leones venezolanos despertaron”, dijo el presidente de Argentina, Javier Milei, encarnizado enemigo del chavismo. Varios países deberán retirar sus embajadores, expulsados por el régimen de Maduro: Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Costa Rica, Panamá y República Dominicana. Todos ellos lo acusan de fraude, en mayor o menor medida.
Internacionalmente, el dictador se quedará solo mientras el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha declarado que deben recontarse los votos, uno a uno, para buscar la transparencia en el conteo.
Ahora mismo, Caracas es un caos, con miles de policías cortando las calles que dan acceso a los centros oficiales del chavismo, fundamentalmente al palacio de Miraflores. No se tienen todavía noticias de heridos o muertos, pero la policía ha disparado contra los manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos. De momento, no con fuego real, aunque esto nunca se sabe si ocurrirá. Posiblemente, sí, si la Guardia Nacional se ve desbordada.
Todo dependerá después de si Maduro coge miedo y se va, o si reconoce el resultado real, lo que no parece probable, o si los miles de manifestantes que se han echado a la calle en Caracas y en otras ciudades se cansan, abrumados por la superioridad policial.
Maduro amenaza con dictar una ley inmediata (aquí las leyes se acoplan al que manda, como en España) que condene a seis años de cárcel a quienes cuestionen el resultado electoral.
Al presidente español, Sánchez, ni está, ni se le espera. España ha mantenido un absurdo silencio mientras un país de su influencia teórica está al borde de la guerra civil.
María Corina Machado ha indicado que tiene en su poder el 73% de las actas electorales y que el resultado es abrumadoramente favorable a la oposición. Pero tan abrumadoramente que Maduro ha perdido por goleada y sólo se sostiene porque tiene en sus manos a la Guardia Nacional y, en último caso, al Ejército, al que no dudará en sacar a la calle si la Guardia Nacional es desbordada por los manifestantes. Tampoco le temblará el pulso a este animal si hay que disparar contra los manifestantes.
Me da la impresión de que esta vez lo va a tener muy difícil. Si se atreve a detener a Corina Machado o a Edmundo González va a hacer correr un río de sangre, lo cual ya anunció el propio Maduro antes de los comicios. No es nada nuevo.
Los manifestantes se están convocando a través de las redes sociales y sólo si desbordan el cerco policial actuará el Ejército, pero no tengan duda de que lo hará. Los militares son parte del sistema chavista. Las próximas horas, los próximos días, serán terribles para este país, cuyo Gobierno hace trampas, una vez tras otra, para disfrazar una aberrante dictadura. Y a Maduro le da igual provocar una guerra civil.