Bueno, pues en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, los alumnos de dos institutos, uno de Tejina, me parece, y el otro de Arona, debatieron sobre la obra del catedrático de Literatura Española de la ULL –emérito–, Juan-Manuel García Ramos, concretamente sobre su novela “El zahorí del Valbanera”. El autor ha escrito en las redes: “Nada que produzca más satisfacción a un autor que la lectura de su obra y la discusión sobre ella. Gracias a las profesoras Gara y Coralia (del IES Luis Diego Cuscoy) y a Rosa-Elena y Elena (del IES Antonio González) por su inmenso y original trabajo sobre “El zahorí del Valbanera” y a todo su alumnado por su interés y dedicación”. El marco no podía ser más bonito, el bello y señorial edificio de la Económica, que preside el profesor José Gómez Soliño, ex rector de la ULL y entusiasta propagador de la cultura. Aquí tienen la foto del numeroso grupo que asistió a la charla, rodeando al profesor García-Ramos, a quien le encanta el contacto con gente joven interesada en las letras. Esta es una forma didáctica y apropiada de ilustrar a los alumnos y de conducirlos por una senda alejada de la ignorancia y de la falta de respeto que es común entre el populacho. Felicitaciones a los dos IES.

El 19 de noviembre, en la sala de conferencias del Real Club Náutico de Tenerife, disertará el profesor Antonio Alarcó, catedrático de Cirugía de la ULL, también doctor en Ciencias de la Información y en Sociología, sobre “La sanidad que tenemos y la que nos merecemos: vida saludable”. La entrada será libre y se trata de una de las amenas charlas que regularmente dicta el doctor Alarcó en distintos ámbitos, cercanos y lejanos. Acaba de llegar de Brasil, donde pronunció conferencias en varias universidades de aquel país, en un maratón que sólo él es capaz de llevar a efecto. Porque un servidor acabaría reventado y él, con más o menos la misma edad que yo —le llevo dos años—, sigue tan campante. Llamo la atención a los curas que pronuncian sermones desde los púlpitos, con toda su buena voluntad, para que no se enrollen, coño, que le arman unos líos tremendos a los fieles y parece que están hablando para retrasados mentales. Con toda su buena voluntad, el otro día asistí a una misa y el cura se armó un lío con el evangelio ese que habla de un administrador que manejaba mal las cuentas de su dueño. Yo acabé hecho un lío, tengo que reconocerlo, y me dieron ganas de saltarle al pecho al sacerdote, pero me contuve, dada la seriedad del momento. Hay que estudiar un poco más y sacar las moralejas coherentes del lenguaje, ya de por sí confuso, de los evangelistas. Se lo digo desde aquí, cariñosamente, a mi amigo el papa Francisco. Hasta Mini, que asistía al sermón, me miraba, incrédula. Titulé: y otras minucias, pero no hay más minucias. El colofón del día fue una agradable cena con amigos en el día de ayer, en el Puerto de la Cruz. Y eso.