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jueves, 16 octubre,2025

Leire Díez se esconde tras el periodismo y Víctor Aldama le revienta la puesta en escena

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En medio de la creciente polémica por los presuntos intentos de interferencia en investigaciones contra cargos vinculados al PSOE, la figura de Leire Díez ha acaparado titulares. Pero su esperada intervención pública ha dejado más interrogantes que certezas. Ni explicaciones claras ni asunción de responsabilidades: solo una defensa genérica de su labor “periodística” y un mensaje que busca desvincular al Partido Socialista de sus movimientos. Era una rueda de prensa extraña: sin preguntas. De las de Pedro Sánchez.

En una breve comparecencia en Madrid, Díez, que ayer renunció a su militancia en el PSOE, evitó responder preguntas directas sobre su implicación en las reuniones con implicados en casos de corrupción como Víctor de Aldama o Koldo García. Su declaración, casi cronometrada, se centró en presentarse como periodista en busca de información para un supuesto libro, sin mostrar pruebas de ese proyecto editorial ni detallar su metodología.

“Ni fontanera ni cobarde”, afirmó, en una frase más diseñada para el titular que para aclarar su papel. Sin embargo, el contexto no ayuda a su versión: la elección de sus interlocutores, todos con vínculos con tramas bajo sospecha, y su insistente interés en contactar con dirigentes socialistas como Santos Cerdán en medio del escándalo, genera una sombra difícil de disipar.

Le entregó (Leire al PSOE), incluso, un pen-drive con sus investigaciones “periodísticas”, que el PSOE dice haber presentado en la Fiscalía Anticorrupción. Pero, ¿quién asegura la cadena de custodia? Esta es otra chapuza del tamaño de la escoba de Paiporta. Porque el pen-drive entregado puede no ser el mismo que llegó a Anticorrupción. Vaya usted a saber si lo han podido manipular. O no. Del PSOE y de la banda –y de Anticorrupción– se puede esperar cualquier cosa.

El episodio ha sido interpretado en algunos círculos como una operación de contención política. El PSOE, por su parte, guarda un perfil bajo, limitándose a marcar distancias sin desmentir del todo los lazos con Díez. La tensión llegó a su punto álgido cuando Víctor de Aldama, presente en la sala, la encaró al término de la comparecencia, una escena que evidencia que este escándalo está lejos de cerrarse. Aldama fue frenado por un empresario afín a Leire Díez, que la escoltaba, un empresario que aparece en la trama chimba de la supuesta periodista. Pero sí pudo decir Aldama, a grito pelado poco más o menos, que se ate los machos Pedro Sánchez porque va a por él y que tiene papeles.

En un país acostumbrado a que las crisis políticas se diluyan en ruido mediático, el caso Díez plantea un dilema más profundo: ¿cuánto puede ocultarse bajo el pretexto del “periodismo de investigación”? ¿Y por qué surgen estas “investigaciones” justo cuando se destapan escándalos que afectan al poder?

Joaquín Soto
Joaquín Soto
Colaborador de elburgado.com

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