Veranos del Taoro, que organizan Enrique Camacho y su equipo, ha trasladado el festival a Lanzarote y Fuerteventura, además de celebrarlo este agosto, naturalmente, a su lugar de origen, el Puerto de la Cruz. Y, como contábamos ayer, este año ha traído a una actriz de primer nivel, hija de Roberto Rosellini y de Ingrid Bergman, nada menos. Isabella Rosellini tiene ya 72 años, cómo pasa el tiempo, y ha estado casada o emparejada varias veces, entre otros famosos con el director Martin Scorsese. A mí me parece una gran actriz, de una belleza especial. Ahora creo que no tiene pareja y vive en las afueras de Nueva York, con su hija escritora. He pedido auxilio al equipo de Enrique Camacho y me han dicho que las tres actuaciones han sido un éxito, pero que en Tenerife se percibió una mayor conexión y complicidad con el público, que desde el primer momento recibió a la actriz con un cálido aplauso. La actriz principal de “La fiesta del chivo” (así llamaban al dictador dominicano Trujillo), basada en la novela de Mario Vargas Vargas Llosa, entre otras películas, actuó de forma natural y cercana, haciendo partícipe al público de su propio espectáculo. En la obra, Isabella hace un recorrido por su vida, mostrando su amor por los animales, con anécdotas de sus años de actriz y modelo y su pasión por la ciencia. Su actuación fue una clase magistral de interpretación para mostrar las diferencias y similitudes entre los comportamientos humanos y los de los animales (yo me quedo con los de los animales, claro). Al final del espectáculo, el público reconoció su trabajo con un gran aplauso, en el precioso marco del Parque del Taoro portuense. Isabella Rosellini se despidió varias veces de la gente, puesta en pie, ella muy emocionada. No hay duda de que cuando hay calidad como actriz y cuando además hay calidad humana está casi todo hecho. Enhorabuena a los dos, a Isabella y a Enrique. Hablamos de otra cosa.
Estoy de acuerdo con que el Puerto de la Cruz le debe una calle o un centro deportivo a Roberto Hernández Illada, Roberto el Macafle para sus amigos, que hace hoy siete años que nos dejó. Me parece bien la idea de Salvador García, presidente de la Asociación de la Prensa, de que el Centro Insular de Deportes Acuáticos, cuyas obras están prácticamente finalizadas, junto al castillo de San Felipe, lleve su nombre. Aunque Roberto no tuvo nada que ver con la natación sino con el fútbol; yo creo que es mejor que le pongan su nombre al campo del Peñón, que no tiene nombre, porque a “Peñón” no le veo ninguna gracia. Vamos con la moda.
El grupo Inurria vuelve a la moda, incomprensiblemente dejada de lado en los últimos años. Aquí tienen un ejemplo de los nuevos polos, que serán vendidos por Internet y a través de este periódico. La marca Inurria tiene también una original sección de marroquinería: mochilas de piel de Ubrique, carteras de bolsillo, monederos, tirantes, un montón de artículos. Pero Inurria junior se aburrió y dejó de lado la sección de moda, que bordaba. Y, claro, la gente se olvida. Parece que ahora Junior se lo va a tomar más en serio y va a estar más al tajo de la moda. Ojalá, porque este empresario apuntaba buenas maneras en el sector, antes de aburrirse.