
Me envían la cordial foto de la última reunión del grupo de amigos, que generalmente se reúne en Los Limoneros, fundado por Pedro García-Sanjuán, paz descanse, llamado Los Harry Potter. Es un grupo numeroso y variopinto, en el que podemos ver al publicista y radiofonista y aparejador José Carlos Marrero, al ex alcalde Lorenzo Dorta, al obispo emérito Bernardo Álvarez, al teniente general Julio Salom, al general Armada, jefe del Estado Mayor; al general Mosquera, jefe de la Guardia Civil, y a muchos empresarios y profesionales conocidos de Tenerife. Bueno, pues para conmemorar el 25 aniversario de la tertulia se reunieron en el Club Náutico, donde fueron atendidos por su presidente, reciente y entusiasta, Andrés Orozco. Andrés le está dando un vuelco al RCNT. La tertulia, ya digo, se hace llamar Los Harry Potter y en ella se habla de todo con prudencia, camaradería y mucha cordialidad. Pero como en la primera fila de la foto aparece José Carlos Marrero, tengo varias opciones a la hora de hacer un comentario. Una es que acuda urgentemente a un sastre, porque esa chaqueta le queda fatal, es chica, peor que las que usa Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Laguna. Y dos, que si José Carlos, con esto de las Navidades, pues se ha pasado en los gastos con los regalos –cosa que no suele hacer, porque es más bien trincado de bolsillo–, pues que los Harry Potter hagan una colecta benéfica y alguien vaya a El Corte Inglés y le compre una chaquetita decente, para que el hombre no desentone. Y se la ponen en Reyes en el zapato. Yo me remito a la foto, no estoy inventándome nada, sino haciendo una broma con la indumentaria de un buen amigo como es Marrero, que pasa generalmente sus escasas horas libres en el edificio Altagay, dándose en su piscina junto al mar unos deliciosos baños de asiento. Es un gran nadador, pero él no dice nada porque es también una persona discreta. Bueno, cambio de tercio. A la hora de empezar un artículo del escritor de todos los días, hay que hacerle caso al gran César González-Ruano, que escribía más que Raúl Salmón, que llegó a ser alcalde de Lima, y a tener múltiples seudónimos en los medios, y que yo mismo. Decía César, y yo a eso le pongo la firma debajo, que “encontrar el tema es el drama del escritor de artículos”. Y es verdad. Una vez, siendo director en funciones del Diario de Avisos, era agosto, no tenía nada que meter en primera. Pero nada. Salí con algo absurdo: “Sube alarmantemente el precio del café”. Ese año bajó el precio del café. La única noticia que pude atrapar la había enviado una agencia de manera errónea. Nosotros, los periodistas, somos una caricatura de nosotros mismos. Cambio de asunto.

Se quiere jubilar, en los primeros meses del año que viene, la jefa de Edición de Litografía Romero, Mercedes Fernández. Merche es una crack y ha participado en la edición de todos mis libros, me ha corregido incluso fallos de sintaxis y de ortografía y ha colaborado activamente en todos mis diseños. Y mira que han sido buenos, aunque los diseños envejecen con los tiempos. Mercedes no envejece. Voy a organizar un almuerzo de despedida con cuatro personas: Mercedes, un servidor, Nazario Hernández, director técnico y comercial, y Carmen, su secretaria. Y así entrevisto a Mercedes, para que quede constancia de lo buena profesional que es, siempre metida entre esos ordenadores de Litografía Romero. A veces hasta me ha hecho sentarme en la sala de espera antes de recibirme, porque me he presentado sin avisar. Para que aprenda. Un beso, amiga. Nos vemos pronto. No sé si van a dejar que te jubiles, pa mí que no.