Dicen que en Canarias hay 36.000 ilegales. No sé, a mí me parecen muchos, pero me aseguran que esta es la cifra. Como no se arregle esto pronto, va a convertirse la situación en un caos irreparable en unos pocos meses. Dicen también que el tema de los marroquíes en las islas orientales forma parte de un plan orquestado por Marruecos para aumentar su influencia en la vida de las islas, de cara al futuro. No me extraña porque estos moros tienen mucha paciencia y saben de Marchas Verdes y de invasiones silenciosas, aunque no sea políticamente correcto decir esto. Yo lo políticamente correcto me lo suelo pasar por el arco del triunfo, pero bueno. Con la carajera que ha montado Vox, no sé cómo resolverá el tal Sánchez el problema de la inmigración. Ya no puede acusar al PP de connivencia con la extrema derecha. Aunque él está ahora en otra cosa, en lo de su hermanito músico llamado Azagra y en lo de su mujer, la Bego, que el día 19 tendrá que volver a sentarse ante el juez Peinado para responder a sus preguntas. Creo que la sinfonía que compuso Azagra/Sánchez, el hermanito enchufado de Sánchez, es horrorosa, según leo en el periódico de Inda, que le suele dar duro a la familia. Hoy, el país está pendiente del partido España-Inglaterra, de mañana en Berlín, y hasta en los Estados Unidos se habla mucho de eso, porque me llamó ayer mi amigo Félix Lam desde N.Y. para decirme que hay cadenas que lo van a dar en directo y que existe no poca expectación. A los yanquis se les ha subido el fútbol a la cabeza. Quieren hacer un reportaje sobre mi vida –que no vale nada— y ha venido a verme la productora de ese programa. Forma parte de una serie sobre canarios viejos, antes de que den el toletazo. Yo encantado, con tal de que no me tenga que mover mucho. Porque ustedes saben, y si no lo saben se lo digo yo ahora, que lo único que yo quiero es que no me duela la pierna. Y así sucesivamente.
miércoles, diciembre 11, 2024