Para todos los residentes, y para una mayoría de los visitantes, la playa de Las Canteras constituye un atractivo inigualable para la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Para quien esto suscribe y para mucha más gente, es la mejor o una de las mejores playas urbanas de Europa, de España seguro, seguida de la playa de El Pinar en Castellón de la Plana, que no es muy conocida porque a Castellón solo vamos unos pocos a comer mejor arroz que en la vecina Valencia.
Las Canteras, la joya de la corona de nuestra ciudad, está bastante descuidada, y relativamente limpia para como está el resto del municipio, sobre todo los barrios del extrarradio. Nos podemos encontrar a indigentes durmiendo en pleno día y al sol, envueltos en cartones, a los pies del Hospital San José, dando una muy pobre impresión acerca de los servicios sociales del Ayuntamiento, que brillan por su ausencia. Y no solo en la playa sino en el resto de la ciudad; como igualmente podemos contemplar a alguno de ellos pasados de alcohol o de lo que se tercie, perturbando a los comensales de las muchas y excelentes terrazas que en el paseo existen.
Hasta hace algunos años, controlaban de alguna manera estas situaciones una pareja de municipales mayores, que llevaban toda la vida en esta tarea. Respetaban y eran respetados por todo el mundo y conocían a los personajes que pululaban por todo el paseo, desde camareros a descuideros de poca monta que se buscaban la vida afanando alguna cartera o móvil de los bañistas. No eran delincuentes de gran calado, pero perturbaban la tranquilidad de los naturales y foráneos usuarios de la playa. Desaparecieron aquellos municipales de shorts y playeras y ahora pasear o tomarse algo en Las Canteras no es tan atractivo. Se les causa molestias a los de aquí y, sobre todo, a los turistas que tienen menos recursos para defenderse, pero se perjudica a la hostelería y se hace peligrar el empleo. No se debe olvidar que la gran industria de Las Palmas es el turismo y los muchos hoteles que hay en la zona, de los cuales el Ayuntamiento recibe bastantes euros en impuestos de todo tipo.
Otra particularidad que se puede encontrar a lo largo del paseo es un sinnúmero de desocupados subsaharianos pululando a todas horas. Son inmigrantes de las pateras que están a cargo de ONGs que en vez de ocuparlos y darles formación de algún tipo, o enseñarles nuestro idioma, los largan desde por la mañana a pasear por Las Canteras; desde luego, no entrañan ningún peligro para nadie, solo la frustración que deben sentir ellos al contemplar una serie de terrazas donde no tienen posibles para sentarse y consumir, un montón de escaparates con artículos que no pueden adquirir y no les queda otra que deambular como almas en pena; pena sobre la pena que ya traen acumulada por estar lejos de su familia, de su tierra y de su geografía.
Habría que revisar la situación de esas ONGs que se están lucrando a costa de la inmigración y de unas personas que vienen en busca de una vida mejor y no parece que la vayan a obtener haciendo kilómetros a golpe de playera por nuestra joya de la corona; pero cambiemos el tercio e iniciemos un paseo por esta joya singular.
Si empezamos el paseo por La Puntilla, en dirección norte hasta el Auditorio, nos podemos detener y tomar unos excelentes calamares saharianos en el Gran Playa, una terraza que antaño estuvo en la cercana calle Gran Canaria hasta que Antonio que la dirigió muchos años se instaló en pleno paseo. Ya no está Antonio a quien le deseamos la mejor de las jubilaciones, pero siguen estando los viejos empleados y sobre todo los calamares, a un precio más que razonable.
Seguimos paseando en dirección al auditorio Alfredo Kraus y pasada Playa Chica, si nos apetece una buena carne, para muchos entre los que me incluyo la mejor que se puede tomar en la ciudad, viramos a la izquierda y enfilamos la calle Portugal y nos llegamos hasta El Novillo Precoz. 55 años de historia entre sus paredes y unos cortes de carne uruguayos como su viejo propietario que desde 1969 está al frente del restaurante con camareros antiguos y profesionales como Carmelo, que también afirma, como su jefe, que el popular postre “polvito uruguayo” surgió de la cocina de este Novillo Precoz, que ya no lo es tanto.
Tiene un buen surtido de postres además de las carnes y como el buen producto hay que pagarlo, no es un restaurante barato, eso sí, la relación precio/calidad es excelente; será por eso que si no se reserva no hay posibilidad de sentarse en sus mesas.
Si seguimos andando en dirección al Kraus, justo al final antes de llegar, nos encontramos con el clásico más clásico de todas Las Canteras, Ca’Ñoño donde Toni, heredero del recordado futbolista Antonio “Ñoño” Bosmediano mantiene la tradición de un buen bocata de calamares sentado en una terraza con la Cicer y los surfistas enfrente, y el imponente auditorio diseñado por el arquitecto catalán Óscar Tusquets a pocos metros. Un lugar excelente para terminar el paseo iniciado en La Puntilla con un regalo para el paladar.
Se puede seguir la caminata hasta el mirador de El Atlante, una imponente escultura de piedra frente al mar y donde recientemente han abierto una buena terraza restaurante, El Mirador del Atlante, con una carta muy sugerente y unas vistas espectaculares.
Como anécdota, hay que señalar que en la penúltima campaña electoral, el inútil de Augusto Hidalgo Macario prometió a los vecinos del cercano barrio de Costa Ayala que el paseo se podría prolongar hasta el barrio, unos dos kilómetros, pero una vez salió elegido, hizo bueno el refrán de “prometer hasta meter…..” y fuese y no hubo nada. Claro, es un barrio pobre con poco interés para el PSOE, a pesar de que le votan mayoritariamente.
Es conveniente decir que los precios en casi todas las terrazas y restaurantes de Las Canteras son bastante razonables, tirando a baratos, por lo que deben animarse a sentarse y consumir ya que generalmente no hay sustos en la cuenta y sí placer por estar disfrutando de la brisa del mar y del paisaje en –acaso– la mejor playa urbana de Europa.
Las Canteras un regalo de la vida para esta isla paradisíaca donde todos podemos ver lo que nuestro expositor, expone. La pobreza de los que vienen a nuestra isla para tener una mejor vida, ( en su día lo hicieron los canarios en Venezuela,), llega a ser una vergüenza porque lo único que, al menos yo percibo, es que TODOS LOS POLITICOS se lucran de las miserias ajenas. Menos mal que nuestra playa , su aroma y su belleza la pueden disfrutar todo el que pasee por ella. Un abrazo mi querido Manuel.
No tengo el placer de conocer las Islas Canarias. Hace muchos años atrás tuve especial interés en conocerlas, pero no sé dió la oportunidad. Por lo que he leído aquí tienen un panorama tan parecido como en mi país. En Chile ya no existe el ladrón carterista que molestaba a los ciudadanos y complicaba a los turistas. Teníamos un orden y una ley que se respetaba mucho más que ahora.
Comprendo cuando se comenta aquí lo de las personas en situación de calle y es que en Santiago de Chile desde hace unos años llegamos a tener a nuestra querida ” Alameda”, que con cariño llamamos a la avenida principal, llena de casas de cartón, plásticos e incluso hasta las barreras presidenciales de la Casa de La MONEDA, han servido de material de construcción.
Necesitamos volver al orden. Necesitamos que las personas en el mundo dejen la ignorancia, estudien, analicen con altura de miras, tengan BUENA MEMORIA y no sigan dejando a nuestros países a merced de ILUSIONISTAS.
Hace tiempo tuve la ocasión de conocer Chile y el encanto de su gente. Tuve la tentación de quedarme pero co a usted, amable lectora no se dio la ocasión. Un saludo para usted y para su país, esperando que le pase la crisis zurda que padecen – como España- y vuelvan a ser el gran país que fueron antes de comenzar la desgracia con la infame Bachelet que fue quien abrió la puerta a lo que ahora padecen
No puedo estar más de acuerdo contigo querida Cele, un abrazo y una cervecita en las canteras cuando se tercie,