El otro día fui a un banco a sacar 20 euros del cajero y un cartel me advertía de que la operación me iba a costar tres euros y pico –no me acuerdo si el pico era de 0,50 más— de comisión. Esto es una usura encubierta en toda regla, aunque que condenen a un banco por usura es muy difícil. Tienen buenos abogados y casi siempre se las arreglan para salir airosos de estas acusaciones. Podría dar el nombre del banco, pero prácticamente son todos iguales, están entre 2 euros y 3,50 euros lo que cobran por retirar fondos depositados en otra entidad, aunque sean mínimos. Y el Banco de España lo tolera. Si la tarjeta es del mismo banco no te cobran nada. Además, la ley de la usura, creo que se llama ley Azcárate, fue publicaba en el BOE a principios del siglo XX, en 1908, en la época de la Restauración borbónica, así que échenle hilo a la cometa. Los bancos son ladrones por naturaleza y siempre tienen razón; además, como ellos pueden esperar y tú no, siempre sales perdiendo, porque tú necesitas el dinero para comer y el banco es un ente impersonal, que le da lo mismo esperar cuatro años a que un juez de mano más o menos lenta resuelva a favor o en contra de sus intereses. A mí no me da ninguna pena que quiebre un banco, lo mismo que tampoco me da pena que se arruine un prestamista. ¿Saben por qué? Entre otras cosas porque ambas cosas son imposibles. Pero ya no iré más veces al cajero a sacar 20 euros, aunque me tenga que pegar una caminata para llegar a mi entidad. Se nos acaba el mes de agosto pero el calor aprieta de lo lindo y las pateras siguen llegando. Fernando Clavijo ha dicho que en octubre será un caos, por las mareas de septiembre. Todavía no se ha enterado de que a los barcos nodriza les da igual septiembre que enero. Muchas de las pateras son echadas al mar a escasos kilómetros de la costa, lo dicen los expertos. Acabo de leer un artículo donde un marino experimentado dice que es imposible, o casi, que salgan desde Senegal y lleguen a Canarias. Este es un misterio de fácil solución: aviones de vigilancia. No uno, diez. Repito una y mil veces que Sánchez no conseguirá nada en su viaje a tres países de África, Mauritania, Senegal y Gambia, cuyos naturales no llegan directamente a Canarias, sino que entran en Marruecos y desde allí, que está al lado, parten hacia Canarias. Los que vienen de la zona subsahariana lo hacen en barcos mayores. Lo dicen los expertos, repito.
El otro día, en un vuelo de noche, eran sacados de la isla cientos de inmigrantes ilegales. Un vuelo que yo no sé a dónde se dirigía, probablemente a la Península. ¿Cuándo va a acabar esto? Dice Clavijo que Von der Leyen venga. No, no viene. Ella si quiere ver a Pedro Sánchez, que es su amor platónico creo. Lo llama y el otro va, que le gusta más un avión que a un tonto un lápiz. La foto me la manda un amigo, que la tomó en Los Rodeos hace unas fechas. ¿Qué está pasando con los inmigrantes ilegales? ¿Cuántos quedan en Canarias? ¿Cuántos menores sin escolarizar? ¿Cuánto nos hemos gastado ya en ellos? ¿Cuánto nos vamos a seguir gastando? ¿Qué es lo que va a hacer Pedro Sánchez en África? ¿Cuánto tiempo van a seguir poblando unas islas en las que ya no cabe nadie? ¿Y utilizando una sanidad colapsada? ¿Y arruinando nuestros recursos públicos por la idiotez de un Gobierno de Madrid al que Canarias le importa un pito? Hay que atenderlos, por supuesto, y darles todas las facilidades para que inicien una nueva vida, pero esto no puede ser eterno. Es una cuestión de lógica matemática. Este año han llegado (hasta agosto) 23.000. Lo peor no es eso: lo peor es que no se sabe cuántos se han quedado en el mar o cuántos vagan en el océano, rumbo a ninguna parte. Es un problema humanitario que hay que resolver, esa gente no puede ser abandonada a su suerte. Pero no tenemos recursos, ni territorio.