Bueno, pues una piedra de gran tamaño cayó en los apartamentos Neptuno, de Bajamar, y los vecinos se quejan de que ni el seguro, ni el ayuntamiento, ni la madre que los parió se han ocupado del asunto.
Mucha cosa en los primeros momentos, pero la piedra, que pesa tonelada y pico, así a ojo, sigue en la terraza del vecino afectado, que se llama Adrián Gil. Menos mal que el martes pasado, cuando cayó el tolmo, no estaban en su casa ni Adrián ni su hija de 11 años. Habría ocurrido una desgracia porque la piedra destrozó toda la casa. Menos cuento y que el Ayuntamiento de La Laguna, que presume de ser tan eficaz, se ponga en marcha y corra con los daños, porque si el seguro no paga digo yo que el municipio tendrá cubierta una desgracia como ésta, por causas naturales. Y digo yo también que alguien tiene que asumir los daños, si la piedra viene de terreno público. Vamos, sería lo lógico no tener que acudir a los tribunales, que son más lentos que una tortuga. Hasta la muerte de un papa provoca memes en las redes sociales.
Me han enviado uno, realizado con IA para variar, que muestra a los últimos papas, como si fueran una pandilla de alegres seminaristas, pero de blanco. Las plataformas ya están poniendo en sus antenas todas las películas posibles sobre papas, sobre el Vaticano y sobre los cónclaves. Yo quiero ver “Cónclave”, pero no sé dónde puedo ver la peli porque el Netflix no la encuentro, en Movistar tampoco y no me pienso dar de alta en ninguna plataforma más, aunque las dos citadas las tenga más vistas que el TBO. Tengan en cuenta que yo soy ahora un yayo cagón, con recursos limitados, y además estoy abonado al fútbol, o sea que me gasto todos los meses, entre teléfonos y demás, sobre 250 euros en ver tele. Un capital para un jubileta. Y, encima, tengo a la puta Hacienda soplándome en el cogote, con lo que mi vida es una completa infelicidad. Y todavía más cuando me entero de que los inspectores cobran bonus por sus actas esquilmadoras. Pues que vengan, que yo les daré su bonus. O, mejor dicho, su malus. Es una broma, no se lo tomen al pie de la letra, que yo no le doy un cachetón ni a un mosquito, pero no por falta de ganas sino de fuerzas. Ni siquiera tendría fuerzas para tirarle a Sánchez un palo de escoba, como le ocurrió en Paiporta. Yo odio la violencia. Aunque disfruté viendo a Sánchez corriendo como un galgo. Como el galgo de Paiporta que es el felón de La Moncloa. Seguro que se planta en Roma porque ahora es más papista que el papa y en Roma no lo conocen y no lo abuchean, a no ser que haya mucho peregrino español. Chin-pón.
