Pese a las reiteradas afirmaciones del Ejecutivo español sobre su compromiso con el gasto en Defensa, los datos oficiales publicados por la OTAN pintan una realidad muy distinta. Según el último informe de la Alianza Atlántica, España volvió a ser en 2024 el país que menos porcentaje del PIB destinó a este ámbito, con apenas un 1,24%. Este dato no solo desmiente las declaraciones recientes del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien afirmó que el gasto ya alcanzaba el 1,4%, sino que también contradice el plan gubernamental que preveía escalar hasta el 2% este mismo año.
La disparidad entre las cifras manejadas por el Ejecutivo y las publicadas por la OTAN pone en entredicho la transparencia del discurso oficial. Mientras el Gobierno defiende que su cálculo incluye nuevos datos aún no reconocidos por la organización, lo cierto es que la cifra oficial —1,239%— coloca a España no solo a la cola de la Alianza, sino aún por debajo del dato de 2023 (1,28%), y muy lejos del aumento medio del 19% registrado por el resto de países europeos y Canadá.
El contraste es significativo. Mientras países como Francia, Suecia o Países Bajos ya han superado el umbral del 2% del PIB exigido por la OTAN —y algunos se preparan para un nuevo mínimo del 3% en la próxima cumbre en La Haya—, España sigue rezagada, sostenida por un discurso que no encuentra respaldo en los datos.
Más allá de los números, la situación plantea preguntas de fondo: ¿cómo se explica la desconexión entre el relato político y los indicadores oficiales? ¿Está el Gobierno español utilizando cifras propias sin consenso internacional para justificar una planificación que no se ajusta a los compromisos adquiridos?
Desde el Ejecutivo se matiza ahora que el 1,4% se refería a «datos actualizados a día de hoy», aunque las declaraciones del propio Sánchez hablaban del año completo 2024. Aun así, el plan de inversiones —unos 10.471 millones de euros— se mantiene, sin previsión de ampliarse, lo que hace difícil pensar que se alcance siquiera el objetivo inicial, mucho menos los que ya se plantean como nuevos estándares en el seno de la OTAN.
Por su parte, el secretario general de la organización, Mark Rutte, ha sido claro: no solo se debe invertir más, sino repensar por completo la estructura industrial de defensa europea. España, de momento, parece más enfocada en maquillar cifras que en afrontar ese reto.