La Fiscalía y la alpaca

Está buena la Fiscalía. Resulta que Sanchito coge y busca un empleo de director de orquesta por enchufe, intenta hacer cabriolas con su domicilio fiscal, cobra sin dar palo al agua dinero público, no ha pisado su despacho desde que Franco era corneta, y nada de eso merece reproche. Oiga, a eso se le llama jugar en casa. La Fiscalía se ha cargado, de un plumazo, el juego sucio, pero si coje a un bienintencionado alcalde en un renuncio, que le pone la luz a una pobre viuda en apuros, saltándose algún papelucho, va a por él y le pide nueve años de inhabilitación. Esto de la Fiscalía española no huele bien, o al menos a mí no me huele bien. Se me parece mucho a la Fiscalía cubana o nicaragüense, así, grosso modo. Quiere exonerar a Sanchito de todas sus cuitas judiciales, cuando la jueza de Badajoz, minuciosa y celosa de la ley, lo había procesado, empapelado o investigado, como se diga ahora, que como sigan cambiando los términos mi picha se hará más lío todavía. No sé si el juez, tribunal o quien sea hará caso al fiscal o seguirá adelante, pero eso de no tener a la Fiscalía enfrente, en un principio suena bien para Sanchito, que tiene la misma cara dura de su hermanísimo, pero sin ese traje azul eléctrico que lleva ahora el mayor de los Sánchez al Congreso. A los herreños les gusta, por ejemplo, el traje marrón. Tú ves a un tipo vestido de marrón e inmediatamente te dices: “Ahí va un herreño”. O de verde gomero. De verde, dices: “Ahí va Casimiro”, aunque lo veas de espaldas. Cuando trincaron a Casimiro en aquella casa de lenonicio, en Madrid, iba de verde. Pues ahora, Sánchez ha puesto en valor la moda “eléctrica”, sobre todo después del apagón, que nos sumió en el desasosiego y en la oscuridad. Esa moda, que era propia de los porteros de discoteca y similares, viene importada de América Central y repele porque además supone una vestimenta de manteco, de alpaca, de tejido ruin de esos que te dejan sarpullos en la piel. Hay que tener un pelamen especial para llevarla, lo que siempre da idea de la extracción social del modelo. Los finos no la pueden vestir –ni yo tampoco–, porque con el sudor deja cercos, como aquel de Camacho en el Mundial de Fútbol. Y no. A Sánchez, que usa unas corbatas horrorosas, reñidas con la seda, le ha dado ahora por la moda azul y a la Fiscalía por ayudar a la familia. Bueno, las dos cosas son propias de una de las dos Españas, que ha de helarte el corazón. Chin-pón.