La familia Cebolleta, o sea los Sánchez, nos traen a todos de cabeza. Ahora el patriarca pretende que el juez le conceda declarar por escrito. Tiene pavor a enfrentarse a él. Sánchez no quiere tampoco someterse a la humillación de que el magistrado Juan Carlos Peinado pise La Moncloa y lo grabe allí. Con luz, cámaras y taquígrafos. No sé si se usan ya los taquígrafos. Los Sánchez tienen mucho miedo a ser grabados, deben sufrir algún tipo de fobia. Mientras, Europa se preocupa seriamente por determinados comportamientos del fiscal general sanchista, el tal García Ortiz, y sus autoridades competentes tienen la mosca detrás de la oreja por algunas decisiones tomadas por la Fiscalía General. En el ínterin, el Tribunal Supremo dice que la ley de amnistía “repugna” al derecho constitucional, a la igualdad y “pone en cuestión el sistema democrático”. Nada más y nada menos. Además, “puede vulnerar el principio de exclusividad jurisdiccional” y la manda al Constitucional para que se pronuncie. Porque, además, a juicio del Alto Tribunal, “contraviene el principio de seguridad jurídica”. El Supremo no tiene dudas de que con esta ley de amnistía se han transgredido los límites constitucionales y cree que la mencionada norma es inconstitucional, por tanto. Este nuevo varapalo a Conde-Pumpido y a sus mediocres jueces “progresistas” (¿?) afines en el TC se une al contundente voto particular de la magistrada “conservadora” (¿?) del TC, magistrada de carrera, y prestigiosa jurista, Concepción Espejel, que dijo en su alegato que la resolución del TC (sobre los ERE y sus protagonistas) “ha venido a dar cobertura legal a una trama criminal perfectamente descrita”. Coño con el TC. Y es lo más suave que dijo porque también acusa al TC de invadir las competencias del Tribunal Supremo. Vaya Tribunal Constitucional que tenemos los españoles, como para echarse a temblar si le toca a uno. Pues bien, como dicen los cronistas antiguos, en otro orden de cosas, la familia Cebolleta está erre que erre, que si el juez Peinado no vaya a Moncloa, que si no le graben sus silencios a Begoña, que si Begoña quiere entrar en el juzgado por el garaje, que si Pedro Sánchez pretende declarar por escrito porque es el presidente del Gobierno antes que el marido de la Bego. Pero, coño, ¿no dice la Constitución que todos somos iguales ante la ley? ¿También se va a cargar la familia Cebolleta este principio constitucional? España está ya al nivel de Venezuela y de Nicaragua con estos dos en La Moncloa y cada día aparecen en los periódicos (donde el PSOE no ha logrado meter su zarpa) nuevas concesiones millonarias de dinero público y privado a empresas cercanas al entorno de Begoña Gómez, una fiera para hacer gestiones y negocios que favorezcan a ese entorno, por lo que se ve, y dejando clara la presunción de inocencia, ay. Pero es que la mujer del César no sólo ha de ser honrada sino parecerlo, ¿no? Eso tenía entendido yo cuando Juan Miquel, paz descanse, nos explicaba Derecho Romano. Por cierto, me suspendió, debo ser que interpreto mal los refranes. Como Bego, aunque ella no estudió nada de eso.
martes, septiembre 17, 2024
La familia Cebolleta
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