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miércoles, diciembre 11, 2024

La errada visión del cannabis

En un reciente artículo publicado en «El Mundo», se etiqueta al cannabis como «la más peligrosa de las drogas», una afirmación que, aunque pretende ser alarmante, carece de un fundamento jurídico y científico sólido. Desde una perspectiva de derecha liberal, es crucial entender y promover la regulación responsable en lugar de caer en la desinformación y el pánico moral.

Primero, el artículo subraya que el cannabis inicia su consumo a edades tempranas y desencadena enfermedades mentales. Sin embargo, tales aseveraciones deben contextualizarse dentro de un marco de regulación adecuada y educación preventiva, no de prohibición. En España, la legislación está diseñada para proteger a los menores mientras permite un uso regulado entre adultos, similar a las políticas sobre alcohol y tabaco.

Además, la demonización del incremento en la potencia del cannabis ignora la posibilidad de regular y estandarizar la calidad y seguridad del producto a través de sistemas de licencias y control, como ya se hace con éxito en sectores como el farmacéutico y el alimentario. La comparación con drogas como el fentanilo es inadecuadamente alarmista, dado que el perfil de riesgo del cannabis es sustancialmente más bajo.

El artículo también critica la percepción del cannabis como una sustancia «natural» y «buena». Aquí, la educación juega un papel crucial. Es esencial distinguir entre el uso recreativo y el medicinal del cannabis, este último respaldado por estudios que subrayan su utilidad en ciertos contextos clínicos, regulados por las autoridades sanitarias.

En cuanto a las preocupaciones sobre la legalización y su relación con el aumento del consumo, la experiencia de países como Canadá y varios estados de EE.UU. muestra que la regulación puede reducir el mercado negro y mejorar la seguridad pública, mientras se generan ingresos significativos para programas de educación y prevención.

El argumento de que «una sociedad llena de drogadictos es totalmente invivible» simplifica excesivamente un problema complejo. Como bien señalaba José Ortega y Gasset, «ordenar es permitir»; una regulación efectiva y educación adecuada puede coexistir con la libertad personal y la responsabilidad.

Finalmente, el llamado a la prevención es válido, pero debe basarse en una estrategia de educación y apoyo, no en la prohibición absoluta que históricamente ha fallado. La familia, la escuela y la comunidad son fundamentales en la prevención del abuso de sustancias, pero esto debe ser parte de un enfoque más amplio que incluyan acceso a información precisa y recursos de apoyo.

El enfoque debería ser uno de compasión y pragmatismo, no de criminalización. Como sociedad, debemos buscar equilibrar la protección de los jóvenes con los derechos de los adultos a tomar decisiones informadas y responsables, dentro del marco de la ley.

En resumen, la visión promovida por «El Mundo» no solo distorsiona la realidad del cannabis y su lugar en la sociedad moderna, sino que también ignora las lecciones aprendidas de la historia sobre la ineficacia de la prohibición. Es tiempo de que las políticas sobre drogas se basen en la evidencia y el respeto por la libertad individual, dentro de un marco de responsabilidad y regulación estricta.

Antonio Inurria Rivero
Antonio Inurria Rivero
Socio consultor en el despacho Inurria y Asociados de Santa Cruz de Tenerife y experto en el cannabis farmacéutico.

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