Con esta interesante frase: “Con el cebo de una mentira se pesca una carpa de verdad”, William Shakespeare nos quiso decir que con una gran mentira se puede descubrir la verdad.
En estos días escuchaba al señor Rufián, subido en la tarima del Congreso, proponer multas como un loco por decir mentiras, según él. Habló de “tinta de calamar”, “del poder más poderoso que el ejecutivo, legislativo e incluso judicial, que es el poder digital; el poder que está el “aquí” (refiriéndose el móvil), “el poder que tienen ellos y ellas, es un poder en el que la realidad no existe, y es tan poderoso, que en una catástrofe como ésta (refiriéndose a Valencia), que demuestra a las claras que negar la emergencia climática” (…) “se ha convertido en una especie de 15 M facha, así de poderosos son”; lo dijo sin arrugarse, sin sentir vergüenza de sí mismo y del ridículo que hace cada vez que habla, más incluso que cuando llega en chándal caro al Congreso. Y no contento con eso continuó: “No debería de ser gratis (…) multas para quien mienta flagrantemente, 100 mil, 150 mil, 200 mil o 250 mil euros por cada mentira, quizás señorías sus financiadores no lo puedan pagar”.
Y como en los dibujos animados (los que eran realmente dibujos) pensé en el Pato Donald haciendo números con sus ojos, y pensé en si Esquerra Republicana de Catalunya tendría dinero para pagar todas las mentiras que ha dicho el señor Rufián, empezando por cuando llego a la política y dijo: “Nosotros venimos con la intención de estar el menos tiempo posible, significará una muy buen noticia para la futura República Catalana, nuestra intención es estar 18 meses como máximo”. Cuando eso, su aspecto era casposo y parecía un niño débil y de buenas intenciones, eso fue en el año 2016; ocho años después, su aspecto ha cambiado, parece el capo de la mafia, una de las manos derecha del otro rufián; desde entonces no ha parado de mentir, de reírse y de hacer el ridículo.
Y seguí haciendo números, que espero que Victor Aldama me ayude a mejorar aún más, aunque corren por ahí las estadísticas sobre qué podrá ser lo que le ocurra; en estos últimos días incluso se habla de que todo sea una declaración falsa diseñada para ganar los rufianes de siempre; otros piensan que se ha herido su hondo orgullo y que realmente declare y acabe con todos los rufianes que hay en La Moncloa, incluyendo algún canario presumido que va de buena persona y ya no engaña a nadie; y, por último, hay apuestas de que puede que las Navidades, o ahora llamadas Fiesta para la Paz, según la última ocurrencia del papa Francisco, el otro rufián del Vaticano, las pase en algún paraíso terrenal, o no.
La conciencia digital de Rufián es la misma que tiene el presidente de Canarias, la consciencia del señor Fernando Clavijo de tener una islas para los canarios de Canarias, se ha convertido en un silencio clamoroso de la prensa por ocultar las pateras diarias que están llegando, de las que tenemos conocimiento gracias a esa otra consciencia digital que somos los ciudadanos, que ya no confiamos en los noticieros oficiales; un silencio atroz cuando salimos en las estadísticas del Ministerio del Interior indicando que en los últimos tres años la criminalidad en Canarias ha aumentado un 44 %. Causa risa que para poder justificar el pago de tasas y cánones a todo Dios por subir al Teide nos lo vendan en sus canales oficiales diciendo que los turistas suben al Teide sin limitación alguna, y que hay que rescatarlos, que encima les ponen multas y les obligan al pago de los gastos, que no abonan porque se van a sus países; no he visto al señoir Clavijo pasarle la factura al presidente de Marruecos, por el mantenimiento de sus vecinos.
La falta de conciencia es de tal magnitud que el señor Victor Aldama, en su declaración, manifiesta que el día 17 de enero de 2020 ya tuvo una reunión con el Ministro Illa y la vicepresidenta de Venezuela para la compra de las vacunas del covid. Qué curioso que esto ocurriera dos meses antes de la supuesta emergencia por el bichito volador, que por supuesto ninguno vimos pero que todos temimos y que ayudó a que muchos ministros, presidentes, y hasta el Tito Berni, hicieran negocias de distinta índole e ideología; vacuna que se empezó a suministrar en diciembre de 2020, pero que ha significado, tanto ella como las mascarillas, como el gel, como los guantes, un negocio sustancial envuelto de miedo, temor y mentiras; un encerramiento que dejó secuelas, que deja a una población muy tocada, y que hoy se sabe, y así lo confirman las estadísticas, que un 34 % de los españoles sufren enfermedades psíquicas y psiquiátricas; ¼ de la población afectada, en gran medida, por los negocios y las manipulaciones de unos rufianes.
Y es que la conciencia digital de los rufianes de España no tiene límites y por penoso que parezca estamos tan acostumbrados a ello, que aun robando a mansalva seguimos sentados esperando el milagro universal de la verdadera conciencia.