Just for men

Pedro Sánchez se ha teñido el pelo. Ha querido quitarse las canas producidas por los disgustos que le da la Pichona y se ha regado la testa con Just for men, que es la marca de tinte por antonomasia. A Sánchez se le estaba poniendo la cabeza blanca, no de pensar –que él piensa poco— sino de los disgustos que le produce su mujer la catedrática y de las acusaciones que le llegan por todas partes. Sigue ahí sólo porque ha colonizado las instituciones: Fiscalía, Banco de España, Tribunal Constitucional, TVE, etcétera, en una especie de dictadura subterránea, inédita en Europa. Pero ya caerá. Lo malo es que, cuando caiga, caiga en la mazmorra, que todo puede ocurrir. Le va a ser difícil, cuando deje de ser presidente, vivir en España porque está visto que no puede salir a la calle. Tenía una cresta blanca que ya no está y las canas de las sienes han desaparecido, por lo que Carlos Herrera y Carlos Dávila, en la COPE, y un servidor –que ya lo había notado aunque no publicado— creemos que Sánchez se ha teñido el pelo para parecer más joven después de tanta preocupación. Lo malo es que en este  país se sabe todo y lo han trincado. Y lo peor es que Europa está hecha unos zorros y menos mal que el PP europeo ha logrado paralizar el nombramiento de Teresa Ribera, que puede ser imputada por la DANA, como comisaria y vicepresidenta de la Comisión. De momento, en Europa ya saben quién es y aunque la inútil de Von der Leyen sienta debilidad enfermiza por Sánchez (Sánchez no tiene ojitos sino para la Pichona) no creo que pueda consumarse el nombramiento de la Teresa Ribera, que es una perfecta indocumentada en materia política y de planificación hidrológica. Un desastre con patas. Mientras, el Pichón sigue echándose Just for men con una contumacia digna de mejor causa. El tinte puede que oculte sus canas pero no evitará el desastre de su gestión y su atadura forzada al poder, gracias a sus amiguitos de todos conocidos. Cuando se deprime coge el avión que le pagamos todos y se va de España. El sábado se va a Brasil a nada, a vestirse de Greta Thumberg ante Lula da Silva. Tremendo tolete.