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sábado, 19 julio,2025

Inurria se fue a los Sanfermines, aprovechando que no había toros en la calle Estafeta.- Vuelve a llover, qué maravilla de año. ¿Quién fue el que anunció la sequía en las islas?- Bermúdez se equivocó con el carril bici y lo va a pagar: la gente está indignada.- Todo el mundo está encantado con el servicio que está dando “Binter” a sus pasajeros.

El letrado, torero de despacho, Juan Inurria y sus banderilleros los conocidos diestros Julián el de los Recursos a Hacienda y Ramón Tribunales, se fueron a Pamplona, a los Sanfermines, pero se adelantaron casi dos meses y no había toros, así que se dedicaron a comer e Inurria a comprar un cuadro con el escudo heráldico de sus antepasados.

De izquierda a derecha, el diestro Julián, el maestro Inurria y el banderillero Ramón. En Pamplona. «¡Dejarme zolo!», gritaba Inurria. «¿Y el toro, maestro?». «Que ze lo lleven también».

A plazos. Mateo Inurria, ilustre escultor que pasó del realismo al vanguardismo, nacido me parece que en Córdoba, es pariente lejano del abogado de Dos Hermanas y residente en Santa Cruz, que tuvo la gentileza de traerme unas lonchas de jamón ibérico de primera calidad, que me pondré a engullir nada más acabar esta crónica. Y una camiseta de mi talla, con toros, no sé si se tratará de alguna indirecta. Le acompañaron en su periplo pamplonica, ya lo dije, sus dos amigos citados, subalternos en el arte de Cúchares pero amigos, mas les cogió mal tiempo y volvieron precipitadamente a la isla, de donde nunca debieron haber salido. La calle Estafeta estaba desierta, el mar bañaba tu piel, cantando con mi guitarra, para ti, María Isabel. En la foto, lo que se dice caras divertidas no vi, aunque ellos insistieron en publicarla, así que yo cumplo las consignas a rajatabla. No se les ve muy animados, más bien abotargados por un viaje tan largo y tan poco provechoso, en medio del tormentón de granizo que azotó a la capital pamplonica. Creo que comer, lo que se dice comer, sí comieron. Pero pasear, lo que se dice pasear, no pasearon casi nada. Les faltó el pañuelito rojo al cuello e intentar el chupinazo, pero no se atrevieron, respetuosos como son todos ellos con la autoridad competente, en este caso con el alcalde de Pamplona. Tengo un buen recuerdo de esa ciudad. Como presidente en funciones de la FAPE, la federación de los periodistas españoles, me tocó largar un discurso en el Ayuntamiento de la ciudad, porque Luis Apostua, a la sazón presidente titular, siempre se escapaba a la mitad de las asambleas porque echaba de menos a su mujer y a sus perros. Estaba ya viejito el hombre. Y entonces se quedaba el bobo, que era yo, como su vicepresidente, a dirigir los absurdos debates sobre esta profesión de mierda y a escuchar las estupideces de los intervinientes, que eran inmensas. Porque no existe profesión de idiotas y de mediocres más señalada y mundialmente reconocida que esta mía del periodismo. Llovió en Pamplona y llovió en Tenerife. Este año ha sido de abundancia de agua. Esos que pronostican la sequía son unos sabios los tíos. Yo soy absolutamente negacionista del cambio climático. Es mentira. Son ciclos, los ha habido siempre. Sin que haya que abusar, claro, pero se trata sólo de aplicar el sentido común.

Bermúdez, no me vengas con el carril bici. Chiquito tranque.

Cambio de asunto. Mira, Bermúdez, definitivamente, el carril bici es una mierda y como no le pongas un motor a la bicicleta, a no ser que seas un ciclista profesional, no hay quien suba, en bici, desde la avenida de Anaga a la parte alta de Santa Cruz, o a la zona de El Pilar, por el puto carril, que ha colapsado la ciudad. Una calle que tenía un tránsito más o menos fluido es ahora un pasadizo, en donde no puedes bajarte del coche sin entorpecer el tráfico y escuchar la pita del taxista. Y cada vez menos aparcamientos y cada vez más guardias multones y cada vez tráfico más denso en Santa Cruz. Una ciudad que se ha quedado incómoda. Antipática. Me da que el alcalde de Santa Cruz, Dios no lo quiera, va a pagar electoralmente por este carril bici, si es que decide presentarse a las elecciones, cuando toquen. O a lo mejor es que quiere dejarle el muerto al que venga detrás. Yo ya no voy a Santa Cruz, me quedo en la ciudad de los jubiletas, en donde voy andando a todos lados, al banco, a la farmacia, al supermercado, y no tengo que sacar el coche sino para ir a Los Limoneros, una o dos veces por semana. Además, en mi pueblo no me conoce nadie ya: todos se han muerto. Termino, por hoy. Todo el mundo está encantado con el servicio que ofrece Binter a los pasajeros. Atenciones a bordo y atención de bussiness, yendo en turista. Yo no viajo ya sino en Binter. Ayer hablé con mi amigo Rodolfo Núñez, presidente de la compañía, para felicitarlo de nuevo por el servicio y las atenciones de Binter con los pasajeros. Los vuelos a Madrid son una delicia, con asientos de dos y, si no te toca al lado Pepe Segura y te pega el rollo, pues tendrás un viaje plácido en el que te puedes llevar un libro, la gorda no se desparrama sobre ti a medio vuelo, puedes ir cómodamente a mear o a darte un paseo para saludar a las azafatas; ya digo, una delicia. Yo viajo en Binter y lo digo sinceramente.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

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