¡Hala, Madrid!

La organización deportiva que es algo más que un club no debería ser el F.C. Barcelona, que está atrapado por el secesionismo catalán. Algo más que un club es el Real Madrid, orgullo de la España moderna y una institución que nos hace a sus seguidores sentirnos orgullosos de ser españoles y no catalanes acomplejados, instalados en la mentira. Por eso el Real Madrid C.F. despierta recelos en la izquierda y en el independentismo, porque es un modelo de orden, de jerarquía y de estética en el deporte. Justo todo lo contrario de los postulados de la izquierdona rancia española. El F.C. Barcelona, como he escrito en muchas ocasiones, es un equipo de magos, de payeses, que no ha podido quitarse de encima los pocos valores falsos que predica, incluso el de hacer política con el fútbol, después de que fuera Franco el que lo salvara varias veces de la desaparición. Incluso condecoró al caudillo tripón y ahora creo que le ha retirado su medallita, tras el dictador pasar a mejor vida. Ayer, el Real Madrid, en la catedral del fútbol llamada Wembley, superó a un animoso Borussia Dortmund, que salió de víctima a la final de la Champions y apabulló en la primera mitad al equipo madridista, hasta que Merlín Ancelotti puso las cosas en su sitio en la caseta. Sin hacer un solo cambio dispuso una revolucionaria táctica que sorprendió al equipo alemán, bastante agotado en la segunda mitad, y entonces el Real empezó a dar su clase magistral, con Vinicius como lanzadera espacial por la izquierda y Carvajal imitando al viejo Zarra, de tan grato recuerdo. El Madrid no tuvo piedad, después de ver cómo el Dortmund lo dominó en el primer tiempo, lo cual me hizo temer por el resultado. Ancelotti ni se inmutó. Eso sí, consumió más chicles de lo normal, que yo lo veía, mastica que te mastica, junto al foso de entrenadores del mítico Wembley, lleno a rebosar (unas 85.000 personas). El Real confirmó su idilio con la Copa de Europa (ya tiene quince), mientras los culés se conforman con ganar la magnífica Champions femenina, que es la que les va; y por muchos años. En otro lugar de este periódico se dice que Dios es madridista y yo creo que sí, que es verdad. Ayer, la segunda parte del Real fue para enmarcar, con un equipo imparable que ya se prepara para conquistar la décimo sexta Copa de Europa. Con Mbappé, la tarea será, en teoría, mucho más sencilla. Mientras, los culés se esfuerzan en reconstruir su viejo estadio lleno de ratas, con un par de espectadores más que el maravilloso Bernabéu, para tener algo de qué presumir. Porque trofeos, pocos. Yo creo que el Barça debe concentrarse en la Champions de Alexia Putellas y Aitana Bonmatí, muy meritoria también, porque las dos (y sus compañeras) son muy buenas futbolistas. Conste que lo digo de corazón.