
Pues no sé si a Paulino Rivero le ha dado una especie de shock post traumático tras su abrupta salida de la presidencia del Club Deportivo Tenerife, porque leo en “El Día” que, según Paulino, “el Tenerife está en uno de sus mejores momentos”. Coño, Paulino, debiste confundirte de equipo, porque el Tete está prácticamente en la Segunda B, pero, vamos, seguro, aunque ahora se llame Primera Federación, lo cual no deja de ser un eufemismo. La gestión deportiva –yo la económica no la conozco— del Tete ha sido una caca, la afición, aunque silenciosa, está hasta las bolas de la directiva, o como se llame eso ahora, y el equipo va a bajar, es imposible que se mantenga en Segunda División. Las acciones ya no valen nada y todo apunta a la desaparición del Tenerife, a no ser que ocurra un milagro o que el Cabildo de Tenerife haga algo, porque Rosa Dávila habla mucho y hace poco, a pesar de que yo personalmente le tengo simpatía. La gestión deportiva, querido Paulino, ha sido un desastre y tú no puedes venir ahora con el cuento de que el Tete vive uno de sus mejores momentos porque esto no es verdad. A mí me da pena, no creas, porque aunque yo fui birria sólo en los tiempos de mi amigo Javier Pérez, el equipo me duele, porque es el más representativo de mi tierra. Y no ha dado una, Paulino, tío, así que no vengas con cuentos que con esas declaraciones no vas a salvar tu gestión. No digo que fuera tu culpa exclusiva, porque a lo mejor lo que ocurrió fue que no te dejaron trabajar los Garrido y compañía. Eso sí que te lo creería. Bueno, cambio de asunto. Me contaron ayer que la discusión (que luego derivó en pelea de trágico final) entre dos grupos de jóvenes de Las Palmas que venían al Carnaval de Tenerife comenzó en el mismo ferry que los traía, es decir, que ya venían calentitos. Y que la cosa no fue a mayores porque el barco iba a reventar de gente y pudieron pararlos, más o menos. Luego, la discusión y la posterior pelea se reanudó en la avenida de Anaga, o donde ocurrieron los hechos, que fue por esos alrededores. Lo más triste es que disputas tontas acaben tan trágicamente. Esto es lo que uno lamenta y también que un Carnaval que en otro tiempo fue tranquilo se haya convertido en algo masificado, sin gracia y sucio. Sobre todo, sucio. Hay una indignación generalizada al respecto. Y la Policía Local sólo puso unas 24 multas ¡el año pasado, en todo el año!, por escupir, mear o defecar en la calle. Que ni chiquita vista la de tus agentes, Gladis, amiga mía, concejala de Policía de Santa Cruz, a la que yo quiero mucho. Dile al sargento que esté más pendiente.

Y ahora voy a lo de Maluma. El viernes, o sea hoy cuando ustedes lean esto, actúa Maluma, el cantante de reguetón colombiano, de Medellín, en el Parque Santa Catalina de Las Palmas, donde el Carnaval termina más tarde que el de Tenerife. Se han gastado un millón de euros en Maluma y su concierto.

Y quieren batir el récord Guinness que tiene Tenerife con Celia Cruz, la Sonora Matancera y la Billo´s Caracas Boys en Santa Cruz, en 1987: 250.000 personas. Que no se lo creen ni las estatuas de la Cruz de los Caídos, pero bueno, así consta oficialmente. Había, repito, una multitud, certificada por Guinness en 250.000 almas, pero como el canarión lo copia todo, hasta Los Indianos de La Palma, pues mañana pretende batir ese récord para echar la pata por encima a los tinerfeños. No sé. Desde luego, en aquel concierto de 1987 no había 250.000 personas, ni de coña. ¿Ustedes se imaginan casi cuatro estadios Santiago Bernabéu juntos, en Santa Cruz? Yo no. ¿Dónde aparcaron los asistentes que vinieron de fuera de la capital, en Las Mercedes?