El Gobierno francés expresó este lunes su rechazo a la orden de Argelia de expulsar a 12 funcionarios de su embajada en Argel dentro de un plazo de 48 horas, calificando la medida como una “decisión injustificada” que amenaza con agravar las ya tensas relaciones bilaterales. El anuncio, hecho por el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, en el canal TF1, se produce apenas una semana después de su visita oficial a Argelia, donde había abogado por una “nueva fase” en los lazos entre ambos países.
La decisión argelina responde a la detención en París, el pasado viernes, de tres ciudadanos argelinos, incluido un funcionario consular, acusados de participar en el secuestro en abril de 2024 del influencer y disidente argelino Amir Boukhors, conocido como Amir DZ, quien cuenta con más de un millón de seguidores en TikTok y reside en Francia desde 2016 con estatus de refugiado político desde 2023. Argelia rechazó las acusaciones contra su diplomático, alegando que su arresto en plena vía pública, sin notificación previa por canales diplomáticos, violó su inmunidad consular. El Ministerio de Exteriores argelino convocó al embajador francés, Stéphane Romatet, para presentar una protesta formal y exigir la liberación inmediata del detenido.
Barrot instó a Argelia a “abandonar estas medidas de expulsión” que, según él, no tienen relación con un proceso judicial en curso y advirtió que, de mantenerse, Francia “no tendrá más remedio que responder de inmediato”. Fuentes diplomáticas indicaron que los 12 funcionarios incluyen personal del Ministerio del Interior francés, lo que sugiere que el conflicto podría escalar a represalias recíprocas. El Ministerio de Exteriores galo destacó que, de concretarse, sería la primera expulsión de diplomáticos franceses desde la independencia de Argelia en 1962, marcando un punto bajo histórico en las relaciones bilaterales.
El caso ha reavivado las fricciones entre ambos países, que parecían en vías de reconciliación tras una llamada el 31 de marzo entre los presidentes Emmanuel Macron y Abdelmadjid Tebboune, y la visita de Barrot el 6 de abril. Las tensiones recientes incluyen disputas por la postura de Francia sobre el Sáhara Occidental –apoyando la soberanía marroquí, lo que llevó a Argelia a retirar su embajador en 2024–, la detención del escritor franco-argelino Boualem Sansal en Argelia, y el rechazo de Argel a aceptar la deportación de unos 60 ciudadanos argelinos desde Francia. Estas diferencias han afectado la cooperación económica y de seguridad, con Argelia excluyendo tácitamente el trigo francés de sus importaciones desde octubre pasado.
El incidente del secuestro de Boukhors, quien fue liberado tras 27 horas y hallado en una zona boscosa de las afueras de París, ha añadido una capa de complejidad. Los fiscales franceses acusan a los tres detenidos de secuestro, detención ilegal y vínculos con una organización terrorista, cargos que Argelia considera políticamente motivados para frustrar el acercamiento bilateral.
Por ahora, París mantiene abiertos los canales de diálogo, con fuentes diplomáticas asegurando que se busca “volver a una distensión”. Sin embargo, con el reloj corriendo para los 12 diplomáticos y la posibilidad de medidas recíprocas en el horizonte, la relación franco-argelina enfrenta una prueba crítica que podría redefinir su dinámica en los próximos meses.