
Murió la pobre Mayra Gómez Kemp, de 76 años, después de una vida llena de penalidades a causa primero de su enfermedad, que la dejó prácticamente sin poder hablar, hasta un reciente accidente doméstico en su casa que terminó, días después, con su vida. Fue presentadora de televisión y sobre todo destacó por su participación en el famoso programa de Chicho Ibáñez Serrador, “Un, dos, tres, responda otra vez”, que le dio millones de televidentes. Era de origen cubano y se afincó definitivamente en España en los años sesenta. Estuvo largas temporadas presentando programas en TVE y en el citado espacio de Chicho Ibáñez Serrador permaneció durante cinco años.

Espontánea, cercana, muy simpática, llegaba con facilidad al espectador y llegó a ser uno de los personajes más populares de la televisión. Con ella desaparece una de las últimas representantes de una generación de presentadores que marcaron época en la televisión en España. A pesar de sus dificultades para hablar, en los últimos años, concedía entrevistas y no se escondía, como hicieron otros famosos, sino que siempre se esforzaba por responder a sus compañeros periodistas, aunque realmente ella no lo era, pero sí una excelente presentadora que llegaba fácilmente a todas las capas sociales del país. Ella y Kiko Ledgard, peruano, fueron los dos presentadores más carismáticos del “Un, dos, tres”, el programa acaso de más éxito en la historia de Televisión Española. Bueno, pues ya está la guerra abierta entre el PP y el PSOE con la querella que el primero presentará contra el segundo de los partidos citados, hoy, en la Audiencia Nacional. Nos esperan unas Navidades con mucho amor, por lo que veo. Desde luego, la situación de Sánchez y compañía no puede seguir, pero lo raro es que los socios de la mayoría Frankenstein y los cargos del PSOE no reaccionan, después del demoledor informe de la UCO de la Guardia Civil.

Si es verdad lo que dice ese informe, Sánchez está perdido y debería pedir la paz y no acudir otra vez a su Manual de Resistencia, que está más chupado que la pipa de un indio. Ayer fue un desastre el desfile del 12 de octubre, que tenían que haber suspendido, a la vista de las condiciones meteorológicas. La tropa resistió, pero aquello fue un charco infinito y debieron cancelarlo. Creo que estuvieron a punto. ¿Vieron cómo llegó Sánchez? Entro por un rincón, entre abucheos, con un chubasquero que parecía comprado en Sepu en los años 60. Me da que este personaje, además de gafado, está acabado para su país porque no hace sino recibir pitadas donde quiera que va. La pitada fue todavía más fuerte que la lluvia. Y además tuvo un encontronazo (verbal) con la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. El desfile tenía que haber sido suspendido. No se puede luchar contra los elementos. Todos los indicios apuntan a que Sánchez se verá obligado a dimitir y a que tendrá problemas con la justicia. Y, si no, al tiempo. Lo que pasa es que es tal su apego al sillón que le va a costar marcharse a casa. De hambre no se va a morir.