Me envía Sergio Canino una foto antigua de Las Teresitas, de cuando el mar llegaba muy adentro, antes de que el alcalde Javier de Loño trajera la arena del Sahara y conformara una playa que hoy es orgullo de Santa Cruz. Es una foto muy vieja, de los primeros tiempos del color, de cuando los chicharreros, en marea alta, sólo tenían un trocito de costa para montar sus casetas de playa: cuatro cañas y un par de sábanas bien cosidas; o encerados a rayas que le daban a la caseta un toque veraniego. Esta es una escena de paz, entrañable. Pero hay otras escenas, querido Sergio Canino, que no lo son tanto. Como por ejemplo las de la guerra. Yo apoyo al pueblo de Israel. Los israelitas se están defendiendo y aniquilando a sus enemigos, después de aquel ataque despiadado de Hamás en un concierto fronterizo, ataques que se extendieron a los kibutz de la zona, donde los terroristas asesinaron a bebés, mataron a sus padres, secuestraron a cientos de personas, algunas de las cuales han aparecido muertas en los tenebrosos sótanos de Gaza.
Yo no hablo por terceros, hablo porque lo he visto: he visto cómo Hamás repartía dólares a sus confidentes en las esquinas de Gaza. He visto cómo tenían atemorizada a la población. He visto las arbitrariedades de Hamás en su “Estado” fallido y he visto los túneles que tenían abiertos para entrar en Israel. Y he visto la pobreza que provocaban. Israel es progreso, progreso y supervivencia. Yo apoyo decididamente a Israel, un pueblo que ha sufrido como ninguno.
Una persona tan inteligente como Jerónimo Saavedra organizó un viaje a Israel, en el que participé, y conocí a Simon Peres y a otros líderes israelitas. Admiro a Ben Gurion, uno de los padres de esa patria en medio del desierto, y admiro a Golda Meier y a Moshe Dayan, y a todos los demás personajes que forjaron la leyenda. Y deploro los intentos de desestabilización de la zona por parte de Irán y de sus fanáticos ayatolás, que sufragan el terrorismo de Hamás y de Hizbolá, uno en Gaza y otro en el Líbano, un país que era maravilloso –la Suiza de Oriente Medio– hasta que llegaron estos sinvergüenzas. ¿Por qué España, a nivel oficial, está contra Israel? No lo sé, pero es injusto, absurdo, pobre. No me extraña que los herederos de los asesinos de ETA estén con Hamás y con Hizbolá, pero el país no le debe seguir el rollo a estos golfos. Ni por dinero, como reciben de Irán algunos personajes de la izquierda española. Ojalá Israel gane la guerra y ojalá acabe con los terroristas. Lo va a hacer, no les quepan dudas. Pero será para defenderse. Y al papa que no se meta, porque esta no es su guerra, bastante daño ha hecho la Iglesia, históricamente, a la paz en el mundo. Se le ve el plumero al pontífice cuando dice que la defensa tiene que ser proporcional al ataque. Claro que sí. ¿Y los bebés muertos? ¿Y el dolor de las familias de los secuestrados? Aquí, en Canarias, para apoyar la “causa árabe” se celebran manifestaciones en los colegios y se les ofrecen días libres a los niños. ¿Y los niños israelitas muertos? ¿También van a dar vacaciones para que los niños de aquí los recuerden? No se necesita sino contar la verdad, no esa mentira contumaz del “progresismo”. ¿Qué progresismo? ¿El de los 200 misiles iraníes lanzados anoche contra Israel? Venga, hombre, cínicos de mierda, izquierda inconsistente que lo que hace con su actitud sectaria es hacer crecer a la extrema derecha, indeseada e indeseable, en toda Europa.
Apoyo, totalmente, y admiro, profundamente al Pueblo de Israel y a sus anteriores y actuales lìderes.Tambien respeto, y mucho, que alguien lo diga publicamente!