Europa ha celebrado un hito histórico este jueves con el exitoso lanzamiento del cohete Ariane 6, que ha puesto en órbita el satélite militar francés CSO-3, marcando su primera misión comercial y restableciendo el acceso autónomo del continente al espacio. El despegue, realizado a las 13:24 hora local (16:24 GMT) desde el Puerto Espacial Europeo en Kourou, Guyana Francesa, pone fin a años de retrasos y dependencia de lanzadores extranjeros tras el cese de cooperación con Rusia y los problemas del Ariane 5.
El Ariane 6, desarrollado por ArianeGroup —una colaboración entre Airbus y Safran— y operado por Arianespace, despegó con éxito tras varios aplazamientos, el último de ellos el pasado lunes debido a un fallo técnico en la infraestructura terrestre. El satélite CSO-3, encargado por la Dirección General de Armamento (DGA) y el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) para el Comando Espacial de la Fuerza Aérea y Espacial francesa, se separó del cohete a las 18:31 (17:31 GMT), completando una órbita a 800 kilómetros de altura. Este logro refuerza las capacidades de inteligencia militar de Francia y la autonomía estratégica de Europa.
David Cavaillolès, presidente ejecutivo de Arianespace, calificó el lanzamiento como “un gran día para la Europa espacial”, destacando que el Ariane 6 inicia su fase comercial en un mercado dominado por SpaceX y su cohete reutilizable Falcon 9. Con una inversión significativa, incluyendo 200 millones de euros aportados por España, el cohete de 62 metros de altura puede llevar hasta 21,6 toneladas a órbita baja. Para 2025, están programados seis lanzamientos, con la mayoría en la segunda mitad del año, y se espera alcanzar una cadencia de nueve al año una vez optimizada la producción.
El éxito del Ariane 6 llega en un momento crucial, tras un año sin lanzadores propios debido a los retrasos y la pérdida del acceso a cohetes rusos Soyuz. Lionel Suchet, director en funciones del CNES, subrayó la importancia de este paso: “No podemos tener una política espacial sin medios independientes para lanzar nuestros satélites”. Mientras tanto, la misión estuvo acompañada de estrictas medidas de seguridad, incluyendo patrullas de aviones Rafale, reflejando su relevancia estratégica.
Este lanzamiento no solo posiciona a Europa frente a competidores como SpaceX, sino que también responde a la creciente necesidad de soberanía tecnológica en un contexto geopolítico incierto, consolidando al Ariane 6 como un pilar clave para las ambiciones espaciales del continente.