Unos ataques demoledores de un despendolado Atlético de Madrid dejó inicialmente absorto al Fútbol Club Barcelona, que lo contuvo como pudo y aún pudo superar a su rival en el primer tiempo, que terminó 2-3, después de haber ido 0-2. Goles de Julián Álvarez y Griezzman, por el Atlético, y de Pedri, Cubarsí e Íñigo Martínez por el Barça. Dos a las salidas de sendos córners estos últimos.
El partido fue un auténtico espectáculo, porque el Barcelona se puso 4-2, recién comenzada la segunda mitad, con un gol de Lewandowski, que salió en el segundo tiempo, a pase primoroso de Lamal, que fue de los mejores. Pedri fue el otro destacado jugador de su equipo. El 4-3 lo marcó Llorente, tras un pase atrás de Correa, que es un pedazo de futbolista. Y empató Sorloth en el descuento, minuto 92, a pase de Correa, que cada vez que sale la arma.
Simeone se pasó el partido de ida de la Copa del Rey dando saltos frente a su banquillo. A este hombre un día le da algo. Y Hansi Flick no sabía cómo contener a un Atlético muy seguro, que está en forma y lo sabe. Julián Álvarez le ha dado alma a este equipo. Todos bien, menos el portero suplente, Mussa, inseguro. Yo no quitaría a Oblak en el partido de casa.
El partido fue para guardar en la memoria y en un CD. Precioso, incierto, igualado. Algunos cronistas han dicho que fue una oda al fútbol y, aparte de la cursilería, es verdad. Hubo una acción rara en el área del Barça, con una patada de Lino a Lamal, leve, que el árbitro no consideró y el VAR no llamó a Hernández Hernández. A mí no me pareció penalti. Y el ya lejano –en el relato– gol de Íñigo me pareció ilegal porque Cubarsí había bloqueado a Llorente en el área. Pero, en general, el arbitraje estuvo bien. Hernández Hernández ha cambiado, a mejor. Ya no es culé.
Como decían los cronistas de mi tiempo, el Barcelona y el Atlético dejan las espadas en alto. Todo se queda para el partido del Metropolitano. Está claro que son dos grandes equipos y que cualquiera puede ganar. El Barcelona encaja demasiados goles. Íñigo Martínez no es un buen central; Cubarsí es demasiado joven para el puesto; Balde es más extremo que defensa; y Koundé es más central que lateral. Este es el resumen.
Por parte atlética, Sorloth es un peligro con dos pies y Correa lo mismo. Son diabólicos y Llorente se animó en la segunda parte, cuando lo pusieron de lateral. El pase de su gol fue de Correa, escorado a la izquierda, pase de la muerte y el ex del Madrid, libre de marca, la coló junto al palo.
El Atlético estuvo 0-2, el Barça estuvo 4-2 y el partido terminó 4-4. Más fútbol, imposible; más emoción, imposible. Y más calidad, muy probablemente, tampoco. Fue un homenaje al fútbol de ataque y a los fallos en defensa. O sea, que todo pendiente. Ya veremos. Los dos equipos perdieron algunas ocasiones, sobre todo Ferrán, una muy clara, con el portero atlético batido.
¿Por qué quitó Flick a Pedri antes del final? No se lo explica ni siquiera él. El de Tegueste fue uno de los mejores de su equipo.