El versátil Juanma Bethencourt, cuya ex esposa, María Méndez, administra con suma sobriedad la tele autonómica (aunque dependiendo para quién la sobriedad), ha sido nombrado director de Tenerife Plus+ Televisión. Eso de Plus + parece una redundancia, pero así me mandan el logo. Se estrenaron, entre guanches, pasodoble y alegrías, en la Bajada al Socorro y los propietarios del canal, que tiene su sede en el sur de la isla de Tenerife, son Marta Lorenzo y Juan Ramón Tosco. Que se aten bien los machos porque un canal de televisión es carísimo. Me refiero a la producción y al personal. Te puedes arruinar, incluso. Ocupan una licencia que tenía Mírame TV y ya han presentado el papeleo en la Dirección General de Comunicación del Gobierno de Canarias, cuyo titular es Jonathan Domínguez. Juanma Bethencourt, que dirigió el Diario de Avisos, está ligado, desde tiempo ha, a Coalición Canaria, fue concejal de La Laguna e iba a ser nombrado director general cuando se le cruzó el nombramiento de director en el Diario de Avisos.
Se aburrió de estar allí y se fue. O lo echaron, no lo tengo claro, le preguntaré a Elías Bacallado. Es, o era, un hombre de Paulino Rivero. A los dos propietarios de la tele no los conozco, pero perras deben tener porque si no tampoco se iban a meter en una aventura como esta, sin tener ni zorra idea de medios de comunicación. Parece que ella está vinculada al mundo de la hostelería y que ambos propietarios ambicionan una tele insular. Pues que preparen la cartera porque sólo la distribución de la señal vale un pastón. Y luego está la continuidad, que vale otro pastón y medio. En fin, les deseo suerte y bien saben ustedes que es verdad, porque tampoco le deseo mal a nadie, sino todo lo contrario. Aquí el que no corre vuela y esta televisión nace por algo, porque por la cara no van a poner estos dos en el mercado audiovisual una cosa tan onerosa. En fin, que ahí tienen la novedad. Me han mandado la foto de las casullas (¿de San Ildefonso?, le preguntaremos a El Greco) que se usaron en la sesión solemne del Cristo por los obispos nivariense y de Santander y una serie de curas ayudantes. Las metieron en un camión y se las llevaron, junto a los ornatos de la ceremonia, a no se sabe dónde, a alguna casa cural, digo yo.
Y es que siempre hay un mago mirando, como decía el inolvidable amigo y probo funcionario Manolo Alemán, que sacó a más gente de la cárcel desde su puesto en los juzgados de La Laguna que ningún juez. Y, ahora, con los móviles, siempre hay un mago mirando y con el móvil en la mano transmitiendo la noticia. El otro día escuché a un rapero en el festival de Los Sabandeños. No pegaba ni con cola, dicho sea con todo el cariño, el afecto y la admiración que siento por Los Sabandeños. El rap ni siquiera es música sino rima mala e imaginación barata. Está entre el punto cubano y la nada. Admito, cómo no, opiniones en contra. Esto es lo que tengo que decir por hoy, porque ahora me voy a poner con Venezuela, en donde a dos pobres mindundis vascos los han detenido las huestes de Diosdado Cabello acusados de ¡querer secuestrar a Maduro! Sería en un camión, porque a la pela nadie carga con ese pedazo de animal. O a lo mejor son levantadores de pesas o arrastradores del ganado de José Carlos Marrero y Pedro Molina, paz descanse. En fin, serrín.