Sólo una reacción, de las de antes, en la segunda parte de la prórroga, evitó un nuevo descalabro del Real Madrid, esta vez ante el Celta, en el Bernabéu.
Ancelotti, al ir su equipo ganando por 2-0 hasta el minuto 80 del segundo tiempo, hizo cambios que normalmente se producirían cuando ya victoria era ya incuestionable. Y quitó a Mbappé y a Mòdric. El Celta se aprovechó. Y empató.
El Real Madrid atraviesa por el bache que todos los equipos sufren en una competición larga e intensa como es la Liga. Y la paga en las copas. Tiene la pájara. Pero también cuenta con jugadores de calidad, capaces de darle la vuelta a una situación difícil.
Hubo un posible penalti de Lunin a un atacante del Celta, que yo creo que lo provocó dejando el pie, que ni el árbitro ni el VAR señalaron. A continuación de la jugada marcó Mbappé. El Celta achaca su derrota a esta circunstancia, pero yo creo que el delantero del Celta se deja el pie para que Lunin le toque.
Ayer fue Endrick, una víctima de las malas costumbres de Ancelotti de no dar oportunidades a los jóvenes, quien destrabó el 2-2 con el que había terminado el partido y la primera parte de la prórroga. Le llegó el balón en el área y metió un zurdazo a la media vuelta, que casi rompe la red, y que venía a sumar a los goles conseguidos, uno en la primera parte y otro en la segunda, los tantos de Mbappé, espléndido; y de Vinicius, desastroso.
Era el primero de Endrick el 3-2, porque el Celta había conseguido empatar en el tiempo de partido, con goles de Wamba, aprovechando un fallo clamoroso de Kamavinga que le regaló al Celta un balón en el área, y el gol de Marcos Alonso, de penalti, en el 90, aprovechando, esta vez, una inocentada de Asencio, que no tenía que haber empujado al rival que conducía el balón, muy esquinado y sin posibilidad de marcar.
La prórroga se tiñó de blanco, en su segunda mitad. Después del gol de Endrick, el Madrid no se amilanó, sino que empezó a atacar a sus rivales, como si en ello le hubiera ido la vida. Y en estas que recoge Valverde un pase, botadito, de Endrick, en el borde del área, y pega un pepinazo de los suyos que se cuela por la esquina derecha de la puerta que defendía Vilar. Un gol de esos que levantan al público de sus asientos; y así fue, porque el Bernabéu se vino abajo.
Ya el quinto llegó, cuando se iba a cumplir el minuto 30 de la prolongación, un gol de encaje de bolillos de Endrick, que no pudo rematar un córner de Arda Güler, pero la pelota se le quedó enredada en sus pies y como no podía revolverse, porque estaba rodeado de contrarios, acudió al taconazo y el balón se coló por entre las piernas del portero rival.
5-2 y el Real Madrid en cuartos de final. Hay que dar más oportunidades a este chico, aunque yo sé que de momento no tiene sitio en el equipo porque Mbappé está muy bien. Vuelve a ser él.