El Real Madrid llegaba al partido en Mendizorroza como segundo clasificado de LaLiga EA Sports 2024/2025, con 63 puntos, cuatro puntos por detrás del líder, el FC Barcelona, tras la victoria de los catalanes por 1-0 ante el Leganés el sábado. Los merengues, dirigidos por Carlo Ancelotti, esta vez por su hijo Davide por sanción del técnico, estaban obligados a sumar los tres puntos para mantener viva su aspiración al título y recuperar terreno en la tabla, especialmente después de una temporada irregular, con tres derrotas en sus últimos nueve partidos ligueros. Además, el equipo blanco venía de una dolorosa derrota por 3-0 ante el Arsenal en la ida de los cuartos de final de la Champions League, lo que aumentaba la presión para mostrar una reacción en Liga. Las bajas de jugadores clave como Dani Carvajal y Eder Militao, por lesión, junto con la absurda y justa expulsión de Kylian Mbappé en el minuto 40 fueron preocupaciones para Ancelotti, aunque contaban con la vuelta de Eduardo Camavinga y la presencia de estrellas como Vinicius junior, Rodrygo y Jude Bellingham. Arbitró Soto Grado, que estuvo bien.
Por su parte, el Deportivo Alavés, situado en el decimoséptimo lugar con 28 puntos, estaba inmerso en la lucha por la permanencia. Los vitorianos, entrenados por Eduardo Coudet, llegaban con algo de confianza tras vencer por 1-0 al Girona en la jornada anterior, su segunda victoria en cinco partidos. Sin embargo, su rendimiento en casa había sido pobre, con solo 16 puntos obtenidos en 14 partidos como locales y una racha de seis derrotas consecutivas frente al Real Madrid en La Liga. Las bajas de jugadores como Nahuel Tenaglia y la posible ausencia de Manu Sánchez eran un inconveniente, pero Kike García, con 11 goles en la temporada, era la principal baza ofensiva del equipo.
El partido generó una gran expectación debido a la necesidad del Real Madrid de no descolgarse en la pelea por el título y la importancia del Alavés de sumar puntos para evitar el descenso. Las predicciones favorecían claramente al Real Madrid, con una cuota de victoria superior al 70%, pero el factor Mendizorroza y el historial reciente del Alavés frente a los grandes equipos daban esperanza a los locales.
El partido comenzó con un Alavés valiente, intentando presionar alto y buscar contragolpes rápidos. A los 10 minutos, Carlos Vicente recibió una falta en la banda derecha, lo que permitió a los locales generar peligro desde un saque de esquina, pero no lograron rematar con éxito. El Real Madrid, por su parte, controlaba la posesión, pero su juego era lento y predecible en los primeros compases, con Vinicius y Rodrygo intentando desbordar, pero topándose con una defensa bien organizada del Alavés, liderada por Rafa Marín y Rubén Duarte.
A los 34 minutos llegó el momento clave del partido. Eduardo Camavinga, en una jugada individual desde la medular, se coló en las inmediaciones del área y definió con un disparo cruzado con su pierna izquierda que superó al portero local, poniendo el 0-1 en el marcador. Este gol desató las críticas en las redes sociales y entre los comentaristas, ya que el Real Madrid no estaba mostrando su mejor versión, y muchos señalaron que el tanto fue más por calidad individual que por un dominio colectivo. Estas observaciones son injustas. El Madrid jugó, con 10 desde el minuto 40, un partido más que aceptable.
Antes del descanso, el Alavés tuvo una oportunidad clara para empatar. A los 45 minutos, Kike García casi conecta un pase de Antonio Blanco que lo dejaba solo frente a Thibaut Courtois, pero el remate se fue por poco. El primer tiempo terminó con ventaja mínima para el Real Madrid, aunque los locales se retiraron al vestuario con la sensación de haber competido de tú a tú.
En la segunda parte, el Alavés salió con más intensidad, pero su esfuerzo se vio truncado a los 70 minutos, cuando Manu Sánchez fue expulsado con roja directa por una dura entrada con los tacos sobre el muslo de Vinicius, dejando a los locales también con diez jugadores. Esta decisión, revisada por el VAR, equilibró las condiciones, ya que el Real Madrid también había perdido a Mbappé por expulsión en la primera parte por una falta innecesaria.
El Real Madrid intentó sentenciar, pero su falta de fluidez ofensiva fue evidente. Jugadores como Bellingham y Valverde intentaron generar peligro, pero el Alavés defendió con orden y creó alguna ocasión aislada, como un cabezazo de Kike García que no encontró portería. En los minutos finales, el Real Madrid gestionó el resultado, aunque no sin sufrimiento, y el partido terminó con victoria por la mínima.
El partido finalizó con un ajustado 0-1 a favor del Real Madrid, con el gol de Camavinga. Esta victoria permitió al equipo blanco sumar tres puntos cruciales, reduciendo la distancia con el Barcelona a cuatro puntos y manteniendo viva la lucha por el título. Sin embargo, las actuaciones individuales de Mbappé y la falta de juego colectivo fueron señaladas como aspectos a mejorar de cara a los próximos encuentros, especialmente el partido de vuelta contra el Arsenal en Champions, el miércoles en el Bernabéu.
Para el Alavés, la derrota fue un nuevo golpe en su lucha por la permanencia, aunque su rendimiento dejó buenas sensaciones. Eduardo Coudet destacó en rueda de prensa el esfuerzo de sus jugadores: “Hemos competido contra uno de los mejores equipos del mundo, pero nos faltó acierto en las áreas. Seguimos dependiendo de nosotros para salvarnos”. Por su parte, Carlo Ancelotti reconoció las dificultades: “No fue nuestro mejor partido, pero los tres puntos son lo más importante. Tenemos que mejorar para los próximos retos”.
El Real Madrid sumó una victoria trabajada en Mendizorroza, gracias a un momento de inspiración de Camavinga. El Alavés, a pesar de la derrota y la expulsión, mostró carácter y dejó claro que seguirá peleando por la permanencia hasta el final. El partido fue un reflejo de las dinámicas actuales de ambos equipos: un Real Madrid en busca de la habitual regularidad y un Alavés que, aunque en apuros, no se rinde.