Hablemos de la libídine. Ahora bien, en este viaje no voy a referirme a tu acompañante que deberá de estar custodiado por la intimidad de tu corazón.
Entre el voto de castidad y el sexo el punto intermedio es la sensualidad. Realmente, esta última es la llave para viajar a ambos extremos. Mucho se ha escrito sobre el influjo y la atracción de los cinco sentidos. El arte y la moralidad siempre se han dejado llevar por los polos.
En el año 1993, el cuarteto británico Depeche Mode publicó el álbum “Songs Of Faith and Devotion”. La imagen que se acompaña con este artículo de opinión se encuentra en su interior. La icónica sex shop que ahora hemos desvelado realmente estaba oculta bajo una opaca carcasa de plástico. A la altura del punto intermedio del compact disc podía vislumbrarse una pequeña parte de una imagen. La armadura que rodeaba a esa ubicación equidistante se podía levantar. Cuando desmontabas esa frágil estructura, con la música de fondo, entonces irrumpía la lujuria bajo la forma de una fotografía.
Justo encima de la instantánea aparece la palabra francesa “dessous” que en castellano significa abajo. Entonces, ¿la expresión “dessous” no debería estar más bien en la parte inferior de la imagen? Probablemente, sí. Sin embargo, la expresión “dessous” evoca la pérdida de la cabeza y del raciocinio. Dame al menos pies porque no puedo recuperar mi cabeza. Una manera muy original de describir la eterna tensión entre los sentimientos y la razón.
Pocas veces en la historia de la música había ocurrido algo así: el oyente hacía algo más que escuchar una canción o mirar un libreto interior con las letras de las canciones. Siempre he dicho que lo bueno de un tesoro no sólo es encontrarlo sino también buscarlo. Y en el álbum “Songs of Faith and Devotion” ocurrió justamente eso. La sutileza consistió en anclar una minúscula imagen de forma milimétrica en el centro. No sólo había que escuchar música sino también abrir un telón.
¿Qué te podrías encontrar detrás de esta sensual cortina? Si Jimi Hendrix estuviera vivo, seguramente “Songs of Faith and Devotion” sería su vinilo preferido. El sonido de la guitarra fue más psicodélico que nunca. La música era tan extravagante que, en muchas ocasiones, no sabías si lo que sonaba era una guitarra o un clavicordio. Por increible que parezca, en el final de una de las canciones se emulaba un piano que resonaba al revés. Tal vez, con ello lo que se pretendía era intentar que la canción nunca terminara. ¿Una canción inacabada? Nunca hay una última anécdota que contar sino una penúltima. Una canción sin liquidar refleja de manera más precisa la naturaleza humana.
Por supuesto, en el disco también concurrían sonidos más tradicionales como los violines y gaitas. Incluso existieron varios guiños al góspel. Todo ello amenizado con una base electrónica que se había ido perfeccionando en los álbumes anteriores. La particularidad ahora estribaba en cómo almacenar los sonidos que se captaban en la realidad. Los ecos musicales del mundo exterior muchas veces no eran electrónicos sino más bien cotidianos. Hubo un pequeño viaje desde la realidad hasta un alojamiento de temporada que no era otra cosa que una grabadora. Una decisión artística era la que podía convertir un aislado sonido en una melodía. Al final, fueron diez canciones sobre la fe y su antagonista: la desolación. Un álbum atemporal al servicio de la sensualidad.
“Songs of Faith and Devotion”, en el momento en el que se publicó, alcanzó el puesto número uno simultáneamente en Estados Unidos y en el Reino Unido. Algo que sólo otro grupo británico había conseguido: los Beatles. Gracias a esa obra Depeche Mode se consagró al otro lado del charco.
Recientemente, en la Ciudad de Los Ángeles, en California, se ha establecido oficialmente el día 13 de diciembre como “el Día de Depeche Mode en Los Ángeles”. Precisamente, el pasado 13 de diciembre de 2023, la concejal de la ciudad, Mónica Rodríguez, efectuó el anuncio dando fe del “genio musical y el mensaje perdurable de unidad y amor de la banda.”
Muy bueno!!!