Vuelve a estar de moda, no me digan por qué, el bellísimo Paseo de la Sortija del Taoro, donde se celebraban carreras de sortijas a caballo. The Illustrated London News, la magnífica revista gráfica londinense donde escribía sus crónicas de viaje la gran cronista Olivia Stone, publicó en el siglo XIX bellísimas ilustraciones del Paseo de la Sortija. Yo conseguí algunas en Londres, varias de las cuales he regalado a mis hijas y otras las tiene colgadas en su despacho, decorándolo, mi amigo Juan Inurria. Ayer, el condecorado fotógrafo Félix Lam, que pasa una temporada en Tenerife con su esposa, Mabel, en el Atlantis Hills, el bonito hotel situado junto al Gran Hotel Taro, hoy en obras, estuvo recorriendo el paseo y tomó la foto de ese enorme árbol, que ustedes me dirán de qué especie es, pero que lleva años y años dando lustre a ese paseo. Quiero dedicarle este Pipol a Félix, que ocupará las páginas de entrevistas, el lunes, en el Diario de Avisos, en la sección Conversaciones en Los Limoneros.
No se la pierdan ustedes porque cuenta cosas sabrosas de su gran musa, que fue Celia Cruz, la huarachera de Cuba. Félix ha fotografiado a las mayores personalidades mundiales, desde presidentes a grandes artistas. Como muestra, publico aquí dos fotos, que dan fe de lo que digo. Bueno, de lo que no digo, porque, evidentemente, estas dos fotos no pudieron ser tomadas por él. Una, con el inolvidable Marlon Brando y otra con Marc Anthony. Y otra fotografía tomada, esa sí, por Félix, a Celia Cruz, su manager y heredero, Omer Pardillo, y Rita Moreno, la cantante y actriz portorriqueña, que hoy tiene 92 años y que fue figura principal en West Side Story y en otros musicales de renombre.
El archivo de Félix Lam es gigantesco, pero lo tiene absolutamente desordenado. Él fue quien consiguió la foto que incluí en la segunda edición de mis Memorias Tempranas de José Feliciano, que es ciego, conduciendo un Mercedes por fuera del restaurante del fallecido Tito Puente, en City Island. Yo estaba allí y doy fe de que el coche estaba en movimiento y de que iba deprisita, no crean. Félix ha venido desde 1990 al Carnaval de Santa Cruz, pero hoy con 84 años ya no viaja tanto como antes, que no paraba la pata. Gran cocinero, ha demostrado sus habilidades culinarias más de una vez en mi casa. En cierta ocasión trajo todos los ingredientes comprados en Chinatown y me hizo en casa una comida china; para chuparse los dedos. En su casa no deja cocinar a su mujer. Félix es el guardián del panteón de Celia Cruz en el cementerio de Woodlawn, en el Bronx. Allí está enterrada mucha gente famosa. Junto a Celia, su esposo, Pedro Knight, y al lado del panteón, pero en tierra, Johnny Pacheco, el gran salsero. Pues Félix es el encargado de cuidar el hermoso panteón de la gran cantante. Y en eso se afana. Y, además, ha comprado un espacio en ese cementerio para que, cuando toque, él y su esposa reposen cerca de Celia Cruz, tal es su devoción por la gran diva de la canción latinoamericana.
Félix me ha traído una discreta cantidad de monedas de 25 centavos que el Gobierno de los Estados Unidos ha emitido con el reverso dedicado a la gran cantante. Una moneda preciosa, por la que se están partiendo la cara para conseguirla los fans de la fallecida artista. Tuvo que ir a Filadelfia, a la fábrica de moneda, en tren, para conseguirlas, porque las que se ponen en circulación se las queda la gente y no las suelta. Ha sido todo un acontecimiento en el mundo latino la salida a la calle de esas monedas, de las que yo tengo un saquito de 25 dólares que es un bonito recuerdo, monedas sin estrenar, impecables, lustrosas. Félix regresará el domingo a Nueva York y lo primero que va a hacer es comprarse un audífono, porque está sordo como una tapia y, por consiguiente, despistado como un pulpo en un garaje. Un consejo de amigo que le di.