El Santiago Bernabéu fue testigo de un partido de contrastes, donde el Real Madrid mostró su mejor versión durante más de una hora, pero acabó sufriendo para conservar una ventaja que se esfumaba peligrosamente. El 3-2 final en favor de los de Carlo Ancelotti les permite seguir con opciones reales en la lucha por el campeonato, aunque también deja claro que aún hay ajustes que hacer, especialmente en defensa. No se deben hacer demasiados experimentos, con tres centrales lesionados. Los justos.
Desde el pitido inicial, el Real Madrid impuso su ley. Con un tridente ofensivo encabezado por Kylian Mbappé, el conjunto merengue desarboló a un Celta que no lograba salir de su campo. El primer tanto llegó al minuto 17. Arda Güller aprovechó la salida de un córner y el rechace posterior, cogió el balón en el borde del área y lanzó un zapatazo con la izquierda que se coló en la cruceta de Guaita. El turco empezaba así su exhibición.
El Celta no encontraba respuestas y el segundo no tardó. En el 35′, Mbappé recibió un balón en su propio campo esprintó el francés y logró un gol muy parecido al anterior en cuanto a belleza, desbordando a su par y levantando el polvillo de la cal del área cuando lanzó su pelotazo a la escuadra.
El dominio blanco fue absoluto y tuvo su tercera recompensa tras el descanso. En el minuto 49, Arda Güler, en una nueva demostración de calidad, le pasó en profundidad la pelota a Mbappé, que volvió a correr por la banda y le cruzó el balón a Guaita, que salía a la desesperada. 3-0 y nada hacía presagiar la pájara del Real.
Pero el fútbol no entiende de lógica. El Celta, herido en su orgullo, se reorganizó y comenzó a encontrar espacios. Iago Aspas, en el banquillo en el primer tiempo, apareció en el 68’ para regalarle el gol a su equipo, en los pies de Javi Rodríguez, con la colaboración de Lucas Vázquez. Tocó Aspas tres balones y el Celta marcó dos goles. Prodigioso el Príncipe de las Bateas.
El tanto cambió la dinámica del partido. El Madrid, confiado, bajó revoluciones y se replegó, dejando crecer al rival. Algo habitual y absurdo en el equipo de Ancelotti: al Real Madrid le entra una especie de pájara cuando va ganando. En el 82, un error del joven central madridista Jacobo Ramón, que había sustituido a Asencio de una manera incomprensible, fue aprovechado por Williot, que marcó el 3-2 con un disparo cruzado que batió a Courtois.
El Celta se volcó en busca del empate, con el técnico Claudio Giráldez empujando desde la banda, y la tensión se apoderó del estadio. Se registraron pitidos. Sin embargo, Courtois salvó a los suyos con una intervención clave en el 89’, negándole el gol al Celta. El balón estuvo a punto de entrar en su portería. También pudo marcar Bellingham en un ataque en tromba del Real Madrid, pero su disparo se fue alto.
Con esta victoria, el Real Madrid alcanza los 82 puntos, quedando a solo cuatro del FC Barcelona, líder provisional con 86. El Celta, por su parte, se mantiene en la parte baja de la clasificación con 34 puntos, aún sin asegurarse la permanencia.
