El Hospital Universitario de Canarias, que tiene verdaderos problemas de falta de facultativos en su servicio de Urgencias, ha contratado a siete médicos, tres de ellos ucranianos, sin que ninguno de ellos, ni de los otros cuatro contratados, algunos sudamericanos, posean el título de especialista en Medicina de Urgencias, ni tampoco otra especialidad.
Según hemos podido saber, hace unos días se produjo una escena desagradable con un enfermo agresivo, al que se le enfrentó, todavía más agresivo, el médico ucraniano increpado. Urgencias es un verdadero caos, con enfermos agolpados en los pasillos, sin privacidad, sin la atención debida y con escenas tercermundistas en cuanto a atención a los enfermos.
Una fuente que no quiso ser citada dijo a El Burgado que la dirección médica del HUC está dando palos de ciego, sin capacidad de reacción ante el tremendo caos que se produce en Urgencias. “Estoy seguro de que no están informando al presidente Clavijo de lo que está pasando en el HUC”, añadió la fuente, “sino que le hacen creer que todo va bien”.
Muchos médicos tinerfeños que podían estar trabajando en Urgencias hospitalarias del HUC se han marchado al extranjero, por los salarios tan bajos que abona el citado hospital. El otro centro de referencia, La Candelaria, no sufre estos problemas. Con el volumen de enfermos que entra en el HUC por Urgencias harían falta al menos ocho médicos por turno y en ocasiones hay solo uno.
Hace unos días, un equipo de El Burgado intentó entrevistar a los enfermos a la espera de ser atendidos y a algunos familiares que los acompañaban, pero los guardias de seguridad del centro lo impidieron. Las escenas que allí se suceden son de película y nadie pone explicación a las mismas.
La contratación de médicos son escasa experiencia, poco familiarizados con el idioma y las costumbres de los canarios no hace sino agravar la solución a un problema que puede costar muchas vidas, que atenta contra la privacidad de los enfermos y que deja a la altura de mínimos a la sanidad canaria. Y el presidente del Gobierno y la propia Consejería de Sanidad parece que siguen sin enterarse. Se está jugando con las vidas de los pacientes.
