Por si éramos pocos, parió la abuela. La propuesta del Ministerio de Economía está sobre la mesa. En el horizonte se vislumbra el nacimiento de una nueva Comunidad Autónoma que será de tipo telemático. Se accederá a ella mediante internet. Es decir, tendremos una Comunidad Autónoma en forma de nube, aunque nadie parezca interesado en saber dónde se aloje físicamente el conjunto de servidores y cables que la harían funcionar.
Paradojas de la vida: una nueva Comunidad Autónoma sin proyección territorial, fría como el hielo y sin personas que puedan hablarnos de sus ocho apellidos. Desde el Gobierno se defiende su creación para agilizar y simplificar trámites administrativos. Sin embargo, no creo que sea un remedio ni eficaz ni eficiente.
Si tenemos en cuenta que en España coexisten 17 Comunidades Autónomas, el nuevo ente virtual llevaría el número 18 en el dorsal. Dentro del largo peregrinaje de los españoles por las diferentes administraciones, habrá que tener en cuenta una nueva señal que nos avisará de la presencia de un socavón cibernético. Cada vez más, España se parece al golf.
El golf es un deporte que suele girar en torno a 18 hoyos. El golfista realiza un largo recorrido intentando introducir una bola en cada hoyo con el menor número de golpes posibles. Un simple ciudadano tal vez sea como un golfista, en la medida que deberá lidiar con una ingente burocracia para que sus derechos sean reconocidos.
Sobre el golf podríamos tener un cierto prejuicio consistente en que sería un deporte elitista. Ciertamente, en otros deportes como el baloncesto o el fútbol el gran objetivo es meter, sin mayor glamur, una pelota en una portería o en una canasta. Ahora bien, creo que la idea de un minúsculo agujero ubicado en una gran extensión y la introducción de una bola en su interior, elementos tan característicos del golf, expresan de una mejor manera el desasosiego que siempre conlleva la burocracia.
Efectivamente, encontrar un diminuto hoyo y luego intentar que la bola caiga dentro puede ser una tarea titánica en cuanto al tiempo que emplees para ello. A modo de ejemplo y prueba, podrías intentar buscar un órgano administrativo, al que debes dirigir una solicitud, a través del Registro Electrónico General en https://reg.redsara.es/ Necesitarás mucha paciencia y también algo de suerte para encontrarlo. Si no localizas al destinatario, no podrás enviar el escrito y tendrás que buscar cita presencial. Pon especial cuidado ya que el plazo para presentar el escrito va corriendo y puede vencer. En tu defensa, no podrás alegar que no encontrabas el órgano administrativo en el Registro Electrónico General.
En España, para llevar los derechos a la práctica nos encontramos con los problemas de siempre, aunque ahora haya una tendencia a envolver la tecnología digital en papel de celofán. Afortunadamente, desde la mayoría de las juristas se aboga por denominar al Derecho Administrativo más bien como Derecho Burocrático. Lo mejor es conocer las cosas por su verdadero nombre. Igualmente, se pretenden resolver los problemas de la burocracia con una batería de medidas sin sentido. Incluso se suele acudir a la informática como un analgésico que pudiera combatir eficazmente los excesos administrativos. Decía Groucho Marx que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.”
Asimismo, muchas veces el pretexto para usar la digitalización es de tipo ecológico. Sin embargo, los servidores informáticos consumen cantidades ingentes de energía. La ecología y la burocracia digital son entonces inversamente proporcionales.
Pero el largo camino por la burocracia aún no ha terminado. Los derechos que venían recogidos en papel se están reconvirtiendo en neuroderechos: el derecho a que una máquina no sepa que estás enamorado o que alguien te caiga mal.
No sólo habrá una Comunidad Autónoma de tipo virtual, sino que tendrás que defenderte de las modernas tecnologías que sean capaces de descifrar tus pensamientos o tus impulsos eléctricos más íntimos. Tal vez, empecemos a ir caminando envueltos en una Jaula de Faraday para salvaguardar nuestros derechos más importantes. Pero que no decaiga el ánimo porque toda esta maraña tecnológica es un aburrimiento. Tiempo al tiempo. De momento, procura llevar unas pilas de repuesto por si internet no funciona y así al menos puedas mantener con vida tus derechos. Otro remedio también eficaz podría ser la dinamo de una bicicleta.
Muy buena comparación con el deporte del Golf. Meter una bola en un hoyo «ubicado en una gran extensión» Es como encontrar la ventanilla adecuada dentro de un edificio múltiple, después meter un documento (bola) sin que te «haga una corbata» y te lo rechacen por defecto de forma.