
He estado viendo, en YouTube, reportajes de Corea del Norte y del salido del gordo de Kim Jon Un, que sólo tiene 42 años pero que es un pinta y un macarra de mucho cuidado; y un asesino, por lo que cuentan. El tío mantiene un harén, que comparte con la elite política del país y todo el mundo espía para él. Un estudiante americano que intentó, hace años, robar un cartel en un hotel fue condenado a diez años de cárcel, sometido a torturas y extraditado a los Estados Unidos, ya en estado de coma. Murió a los ocho días de llegar a Cincinatti. Una atrocidad más del gordito este, tercero de una generación de torturadores. Creo que mandan mucho en el país su mujer, una exactriz y cantante, y su hermana, que maneja el partido único. Un tío suyo, que osó contradecirlo, fue fusilado ¡con munición antiaérea! No es animal ni nada el gordo de Corea del Norte. Hay un montón de documentales en esa plataforma citada sobre las andanzas de este tipo, que mandó matar a su hermano en un aeropuerto con un gas nervioso, y que “reina” en el país más impenetrable del mundo. Pero muchas de esas imágenes se repiten, son las mismas. Así que no es que haya mucho material que digamos. El gordo es muy amigo de Putin y del líder chino, ¿Xi Jinpin?, cuyo nombre no me viene ahora a la mente con certeza. Ni muchas ganas tengo de confirmarlo tampoco. Bueno, si lo quieren pasar bien de verdad, no se pierdan la nueva versión del Conde de Montecristo, la novela de Alejandro Dumas, llevada otra vez a la televisión (plataforma de Movistar) en una producción que dura más de dos horas (178 minutos, exactamente), con actores franceses. Bien rodada, fiel al original en lo posible y con una excelente ambientación en escenarios naturales. En estas noches aburridas de diciembre es bueno tener películas como esta a mano, porque te distraes mucho con ellas y se hacen cortas.El protagonista es un espléndido Pierre Niney en el papel protagonista de Edmundo Dantés, y, en el de Mercedes, Anais Demoustier; con Laurent Laffitte y Anamaria Vartolomei. Y otros actores excelentes del amplio elenco francés. La dirección y el guion es de Mathieu Delaporte y de Alexandre de Lapatellière. Ya digo que disfruté mucho con la película. Yo leí a los Dumas en mi época de estudiante, mucho, y el Conde de Montecristo me parece una historia fascinante, que cuenta las tensiones en Francia del siglo XIX entre amigos y enemigos de Napoleón. Bueno, no hago spoiler, aunque ustedes, si conocen la novela, conocen también el desarrollo y el final de la película.
Otra vez malo del estómago, es el cuento de nunca acabar. Tengo loco al pobre doctor Alarcó. No tengo apetito y eso que tengo comidas pendientes, entre ellas una, muy grata, con los Inurria, prevista para hoy sábado, en el Bambi Gourmet. Voy a ver si me da para comer una excelente carne a la plancha, que allí cocinan de maravilla. Procuraré ser parco en el yantar, a ver si con dieta me curo, aunque no lo sé. Ando con antibióticos y con falta de apetito, que puede ser como consecuencia precisamente de los antibióticos. A ver si supero esta crisis de una vez, aunque dicen los ingleses que hablar de las enfermedades propias es de mala educación. Yo creo lo mismo. Por cierto, Dumas dice, en boca de uno de sus protagonistas: “Odiar a un inglés no es pecado, es tener sentido común”. Oiga, un respetito a los honorables ciudadanos del Reino Unido. Aunque no todos sean ingleses, porque allí también hay escoceses y galeses. Que yo sepa. E irlandeses del Norte.