Fue un gol que no fue gol, porque el árbitro obró según el reglamento. ¿Injusto? Puede ser. Pero totalmente ajustada al reglamento la decisión de Szymon Marciniak, el polaco que fue declarado el mejor árbitro del mundo en 2023 y que pitó la final de la Champions entre el City y el Inter (1-0) y la final del Mundial de Catar entre Argentina y Francia (3-3), que se llevaron los argentinos por penaltis, en 2022. La UEFA ha enviado un video a los medios, y también lo ha publicado en su canal de televisión, que demuestra claramente que Julián Álvarez toca con los dos pies la pelota en el momento del lanzamiento. Porque se resbala. Y esto contraviene la norma, que no cito para no hacer este relato engorroso, aunque ustedes pueden consultarla en la página de la propia UEFA. Sí están a su alcance las imágenes, que no admiten dudas. Es curioso que cada vez que el Real Madrid da un paso más hacia su condición de permanente mejor equipo del mundo se inicie en torno a sus hazañas deportivas una polémica estéril.
Laporta pretendió que se repitiera un reciente partido en el que el Real Madrid le dio una cuerada de juego al Barça y ahora los más recalcitrantes atléticos solicitan lo mismo. No se va a repetir nada. Mi enemigo no es el Atlético de Madrid, un equipo que me cae bien. Mi enemigo es el Barcelona, un equipo al que detesto por muchas cosas ajenas al deporte. Gil siempre me invitaba al palco cuando el Atlético de Madrid se enfrentaba al Tenerife y también a otros partidos. Me mandaba un atento saluda, que yo nunca utilicé, para que asistiera al palco del Calderón. Y Florentino nunca me ha invitado, ni tiene por qué, a pesar de mi recalcitrante condición de hincha madridista, que no disimulo porque no me da la gana. Pero el árbitro Marciniak hizo muy bien su trabajo en el campo, el último miércoles, auxiliado por el VAR, aunque yo le hubiera pitado también la mano dentro del área al hijo de Simeone, porque me pareció penalti. Penalti clamoroso, como diría aquel cronista deportivo local, Alvarito Castañeda, que siempre quería que ganara el Tenerife, por las buenas o por las malas. Inolvidable personaje. En fin, que menos polémica y más aplicarse porque un equipo que se precie no se puede hundir, como se dice ahora, en su campo si mete un gol a los 30 segundos del partido y menos si ese gol no es suficiente para ganar una eliminatoria al Real Madrid. En lo que sí estoy de acuerdo con los atléticos es en que Vinicius, después de mandar al tercer anfiteatro del Metropolitano el tiro del penalti fallado en la segunda mitad del partido, mereció el miércoles último el balón de playa.