Total que la Bego, rodeada de 200 policías, 25 furgones de la pasma y un helicóptero, como en la República Dominicana cuando Trujillo salía a la calle, no declaró ante el juez. A la vista de sus lloriqueos y de que no sabe de qué se le acusa, el magistrado Peinado la ha citado de nuevo, creo que para el 19, para no arruinar sus vacaciones en el Coto de Doñana, que pagamos todos los contribuyentes. Me dicen que fue una vergüenza: entró por el garaje cuando a una Infanta de España, el celoso juez Castro le obligó a hacer el paseíllo por la calzada del juzgado de Palma. Y hasta su hermano le quitó el Ducado, por un quítame allá esas pajas, porque si comparamos al Urdangarín con la Bego, no sé el resultado final; habrá que verlo en su momento. Y lo de Cristina fue una anécdota. Qué pena de país y vaya manera de sacrificar a una mujer como Cristina de Borbón y Grecia. Pues a esta otra mujer, a la Bego, hija de Sabiniano el de las saunas gays, la metieron en el juzgado por el garaje, escoltada por cuatro fornidos gorilas, antes de decirle al juez que se sentía indefensa y antes de que el juez expulsara de la sala a media docena. OK Diario, el periódico de Eduardo Inda, logró una foto de la catedrática chimba Bego dentro del juzgado. En lo académico, el matrimonio no tiene suerte: uno copió alevosamente su tesis y la otra se hizo catedrática sin oposición; bueno, es un decir, pero vale el símil. Repito que la Bego manda un huevo en La Moncloa, lo dicen los sanchistas allí de cuerpo presente, que son legión. La llaman “la presidenta”, como creo que dije ayer. Lo más curioso es que todo el Gobierno se ha convertido en abogado defensor de la Bego, cuando lo suyo es una cosa de presunta delincuencia que no tiene nada que ver con el Gabinete, o a lo mejor sí, que uno no sabe nunca. Todos los ministros, o mejor casi todos, han salido en tropel a defenderla y, claro, eso tiene con la mosca detrás de la oreja al personal. Me da vergüenza la diferencia de trato con unos y otros, vulnerando la Constitución, a la que nadie le hace caso. La Infanta sola, con su abogado, con una sonrisa, educada, saludando y sin escolta visible, bajando por la calle empinada y entrando en el juzgado de Palma. Y esta otra, con 200 policías en la nuca. Mallorca no se merece a la Infanta, una persona agradable y acusada de un delito menor, porque incluso cuatro energúmenos la insultaron cuando fue a declarar ante el celoso guardián de la justicia, Castro. Yo de ella no pisaría más esa isla. Y la Bego, por el garaje y todavía pretendía que no la grabaran durante su presencia ante el juez, a lo que el magistrado, que ha sido vituperado e insultado por el PSOE, los medios afines a Sánchez y el Gobierno, no accedió. Mierda de país, asco de Gobierno y panda de aprendices de dictadores que es lo que tenemos ahora en España. Para vergüenza de los españoles. No sé cuánto va a durar este calvario pero me da que para rato, porque los paniaguados son muchos y el pan y el agua ha llegado a instancias que son difíciles de remover.
martes, septiembre 17, 2024
El Gobierno, abogado defensor de la Bego
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