No sé quién fue quien dijo que el español que se avergüenza de su pasado no es buen español. Pero da igual quien lo hubiera dicho, porque la frase es muy buena. En la página de Julio Ariza, el empresario que fue dueño de aquella cadena de televisión, Intereconomía, que hoy creo que se llama El Toro, aparece una oportuna foto de Salvador Illa, hoy presidente catalán que habla en catalán, vestido de flecha, como miembro de la OJE, guardando una caseta de campaña sin nada dentro, por cierto, y enarbolando una bandera de la Organización Juvenil Española. Más franquista que Franco. Lo digo porque yo pertenecí a la OJE y el espíritu patriótico nos lo metían con calzador, incluso a mí que siempre fui un rebelde (porque el mundo me hizo así). No hay nada mejor que las fotos de familia para demostrar quiénes fuimos y para recordar los viejos espíritus patrióticos; aquellos que daba gusto verlos. Ahí tienen a Illa, hoy socialista convencido, que incorpora a su Gobierno catalán de ¡16 consejerías! a los independentistas y a los catalanohablantes más ininteligibles. Y hasta a una cachonda que quiere que no se hable castellano en las escuelas. Esta manada de burros gobernará Cataluña, con el flecha al frente, prietas las filas, recias marciales son. Ay, Illa, quién te ha visto y quién te ve. Pero no debe preocuparse el señor Illa, porque hablando de inmorales, el presidente del Gobierno, el tal Sánchez, copió su tesis doctoral y tiene una negra que le escribe los libros, que firma con su nombre (con el de Sánchez), así que para qué preocuparnos.
Voy a otra cosa. Mucha gente utiliza los senderos del Parque del Taoro, un lugar precioso, de gran influencia británica, que se alza sobre la llamada Montaña Miseria, en el Puerto de la Cruz. Esos terrenos públicos son del Cabildo, aunque han estado pasando de manos a lo largo del tiempo, entre el Cabildo y el Ayuntamiento portuense. Pues miren cómo está el caminito que llaman Cuesta de Los Palillos. Asqueroso. La subida es muy empinada y para recorrerla te agarras a una soga que está fijada a la pared lateral, a modo de pasamanos. El paraje es una maravilla, los caminos son preciosos, pero la limpieza brilla por su ausencia. No sean jediondos y manden a los operarios que hagan falta para que limpien ese espacio natural único, muy frecuentado por los turistas y senderistas. Los que los soportan, claro. ¿Saben por qué a mí no me gusta pagar los impuestos? Porque cuando me levanto por la mañana no los veo y cuando salgo fuera de España, sí. Esto es lo que nos distingue de los países civilizados. No sabemos lo que tenemos, ni cuidamos lo que la Naturaleza nos da. Hay viajeros que pagarían para tener lo que nosotros tenemos y más ahora, una época en la que los senderos están recomendados para mantener la salud. Pero aquí somos olvidadizos de nuestras propias cosas.
Menos mal que siempre hay un fotógrafo aficionado que nos envía instantáneas para recordarnos lo que está mal. Bueno, paso a los viejos tiempos. He encontrado una foto en la que están un gran político –Isidoro Luz Cárpenter–, alcalde portuense que fue y presidente del Cabildo que también fue, el escritor César González-Ruano, uno de los grandes cronistas de su época y otro periodista de postín don Luis Álvarez Cruz, con el que siempre me llevé mal, pero que publicaba en El Día unas entrevistas primorosas y escribía muy bien. La foto está tomada en los años 60, creo que en 1962, en el hotel Miramar, también situado en el Taoro y hoy restaurado. Es una foto que me piden mucho, así que no me la nombren más, porque la pongo aquí y la pueden reproducir, naturalmente citando la procedencia. César fue un periodista excepcional, corresponsal de ABC en Alemania y en Italia en los años difíciles de la II Guerra Mundial, y luego residente en París. Yo fui a Positano hace dos años, donde él residía, en la Costa Amalfitana, a seguir sus pasos. No queda nada de su estancia allí. Le están inventando ciertas historias no muy edificantes y publicando libros contra su trayectoria, pero no sé, como escritor era un fuera de serie. Y nunca, como pasó con Umbral, entró en la Academia. Y es que a veces en las academias, con excepciones, no meten sino a zoquetes y a mediocres.