Que este país se va en la mierda, o que ya está en la mierda, lo demuestra el siguiente hecho. El rey emérito, Juan Carlos I, que lideró la Transición y que se equivocó en su vida privada –quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra— viene a España para asistir al funeral por su sobrino Juan, hijo de su hermana, la infanta Pilar, también fallecida. El Gobierno del felón Pedro Sánchez no le permite residir en La Zarzuela, como si él pudiera disponer de inmuebles que son residencia de la Corona. Y debe pernoctar durante su breve estancia en su país en un hotel, el Four Seasons, en el centro de Madrid, un establecimiento de gran lujo. El rey emérito viene a España en un vuelo regular de Emirates, no como Pedro Sánchez, que utiliza el Falcon del Ejército hasta para ir al retrete. A costa nuestra. El ex rey no está imputado por nada, está limpio, pagó a la ávida –cuando quiere— Agencia Tributaria lo que tenía que pagar por sus impuestos pendientes. Sin embargo, la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, está investigada por un juez por presuntos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios y pernocta junto a su marido, cada noche, en un edificio oficial, el palacio de La Moncloa, propiedad de Patrimonio Nacional. El rey Felipe parece un monarca débil al permitir esto. Y la prudencia nunca debe dar paso a la debilidad. Sánchez, además de un caradura de primera división, quiere demostrar una autoridad que no debería tener, humillando al padre del rey y oponiéndose a que pernocte en La Zarzuela, donde tiene todavía sus aposentos asignados. Esta es otra de las cafradas de Sánchez. Su mujer está siendo investigada y camina cada día más cerca de una imputación y utiliza La Mareta, en Lanzarote, para sus vacaciones, una residencia oficial que don Juan Carlos donó al Patrimonio Nacional, y pernocta cada día en La Moncloa, la residencia del presidente del Gobierno. Pero el rey emérito, cuyo único error fue el de abdicar (porque a mí los “pecados de la carne y del pescado” me resbalan y allá cada uno con su conciencia), se tiene que resignar a un hotel de Madrid durante su estancia en España. Cada vez es más patético este Sánchez. Ojalá las urnas lo pongan en su sitio la próxima vez: su casa. Y a disfrutar de los 90.000 euros al año que le quedarán de pensión por haber hundido todavía más a España. ¿Dónde están los millones de personas que aclamaban al rey Juan Carlos cada vez que salía a la calle? Este puto país no tiene memoria, como todos los países sin cultura, sin educación y sin principios.
viernes, octubre 11, 2024