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En un suceso que intensifica aún más la crisis en Sudán, el Ejército ha comunicado haber derribado un avión procedente de Emiratos Árabes Unidos que transportaba una supuesta carga de mercenarios colombianos y armamento. La aeronave fue atacada mientras intentaba aterrizar en el aeropuerto de Nyala, ciudad estratégica del sur de Darfur, bajo control de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Según fuentes oficiales sudanesas y medios estatales, en el interior viajaban al menos 40 mercenarios colombianos, acompañados de armas destinadas a reforzar las filas de las FAR . Se trata de una acción directa que el Ejército calificó como “un mensaje claro” sobre la soberanía nacional y una respuesta contra la injerencia extranjera.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, reaccionó ordenando al equipo consular liderado desde la embajada en Egipto investigar la cifra exacta de nacionales colombianos fallecidos. “Se habla sin confirmar de 40. Veremos si logramos el retorno de sus cuerpos”, escribió en redes sociales.
Expertos en conflicto internacional y fuentes de Naciones Unidas ya habían documentado la presencia de mercenarios colombianos en territorio sudanés, contratados bajo promesas económicas de empresas privadas de seguridad, muchas veces sin garantías reales y con riesgo significativo. Se estimaba que cerca de 300 exmilitares colombianos combatían junto a las FAR. En episodios anteriores, se habían reportado bajas que superarían la veintena, ocasionadas por ataques con drones en la región de Darfur.
El conflicto se agravó hace más de dos años, cuando la facción paramilitar FAR comenzó a disputar el poder al Ejército regular en varias regiones del país, especialmente en Darfur. Este derribo pone de manifiesto el carácter cada vez más internacional del conflicto, con países como Emiratos Árabes Unidos acusados de facilitar armamento y logística a las FAR —lo que Abu Dabi ha negado categóricamente.
Este atentado aéreo coincide con el endurecimiento de las sanciones diplomáticas: los Emiratos han prohibido el uso de sus aeropuertos y el tráfico aéreo con Sudán, una medida interpretada como represalia a las acusaciones de apoyar a las fuerzas rebeldes.
La situación humanitaria en Darfur, ya calificada como catastrófica por la ONU, podría empeorar con estos episodios de escalada militar e internacionalización del conflicto.