Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta mexicana, es una descerebrada de cuidado, pero quien realmente le mueve los hilos a Claudia es el charro desafinado del ya casi ex presidente de México, López Obrador, que fue tonto desde que nació y hasta un poco antes. No invitar al rey de España a los actos de toma de posesión porque Felipe VI no contestó a una carta de López Obrador sobre el genocidio de Hernán Cortés es una soberana gilipollada, no exenta de un revanchismo histórico anacrónico, alejado de la realidad y perdido en la noche de los tiempos. Porque tampoco tienen puta idea de la historia de verdad sino de otra crónica sesgada redactada espuriamente por los enemigos de España, cuyas huestes no digo yo que no hayan cometido animaladas y atrocidades, como todos los conquistadores que en el mundo han sido, incluidos los frailes trabucaires que acompañaban a los guerreros, con la cruz en la mano. También en España tenemos monjas alféreces, como Ione Belarra y Yolanda Díaz, que incluso dudan de que el rey sea el más indicado para representar a España en el exterior. ¿A quiénes mandamos, a sus señoras madres? Estos son los personajes que dinamitan el país desde dentro y López Obrador y la Sheinbaum forman parte de la izquierdona rancia que maneja la historia como le conviene y que no sería nada en el mundo, a no ser por la conquista. No sabrían ni leer ni escribir. La historia no hay quien la cambie, pedazo de analfabetos, y el rey de España debería representar para ustedes, al menos, los valores del progreso, aunque los reyes también se equivocan casándose con quienes no deben o tirándose a meretrices en un piso del antiguo Cesid. En realidad, por la bragueta paga casi todo el mundo, porque ya me dirán ustedes si hay algo mejor que el sexo, convenientemente administrado. Aunque seguro que algo esconde, Sánchez ha decidido no mandar a ninguno de los suyos a México, a rendir pleitesía a la nueva presidenta, pero yo habría llamado a consultas al embajador. La eterna timidez de la nueva España. Siempre ha habido problemas con los gobernantes de México, incluso antes de que la mujer de aquel presidente hiciera regresar a Madrid el avión presidencial porque se le habían olvidado unas bragas en el hotel. México es un país maravilloso, en donde hay lugares en los que no se puede salir a la calle porque te matan, existen sanguinarios cárteles de la droga y si discutes con un mexicano borracho todo puede acabar en una balacera. Fue la herencia que dejamos, pero nada de esto justifica que el rey de España tenga la culpa de ello. A lo mejor Carlos V, sí, pero no el pobre Felipe, que es un tranquilón. López Obrador debería sentarse a estudiar un poco. Y la otra también. Panda de descerebrados. Váyanse por ahí.
viernes, octubre 11, 2024