En una noche que debía ser mágica para el Real Madrid, el Arsenal de Mikel Arteta firmó una actuación adecuada y eliminó al club más laureado de la UEFA Champions League con un contundente marcador global de 5-1. El equipo londinense, más listo y mejor posicionado en ambos partidos, selló su pase a las semifinales con un 1-2 en el estadio Santiago Bernabéu, dejando a los de Carlo Ancelotti sin capacidad de reacción y con más preguntas que respuestas. No dejó de perder tiempo el Arsenal desde el principio, en contra de los postulados éticos del fútbol inglés. Se ve que hay españoles de por medio.
La noche había comenzado con un ambiente cargado de ilusión. El Santiago Bernabéu, vestido de blanco, rugía con la esperanza de otra de esas gestas europeas que han forjado la leyenda del Real Madrid. Sin embargo, los planes de remontada apenas duraron media hora. Ni una sola segunda jugada para el Real, poca mecha para ganar a un equipo que no es nada del otro mundo.
El Arsenal, lejos de arrugarse ante la presión del público, salió con personalidad. Al minuto 36, Bukayo Saka provocó un penalti de Asensio, que lo agarró, tras una incursión en el área. No era penalti, pero actuó el VAR. Courtois detuvo el disparo a lo panenka del extremo inglés. 0-0 y fin de la primera parte, don dominio alterno y más cabeza y mejor posición en el campo del Arsenal.
En el segundo tiempo, el Real Madrid salió con más intensidad. Fue entonces cuando apareció Vinícius júnior, uno de los pocos que intentaron rebelarse contra el destino, pero con acierto casi nulo. El brasileño culminó un fallo de Raya y de su defensa en el minuto 58 para marcar el 1-1 parcial, avivando una esperanza momentánea.
Pero cualquier atisbo de remontada quedó anulado casi al final. En una contra perfecta, Gabriel Martinelli ganó por piernas a Frank García, recibió un pase filtrado de Declan Rice y definió con clase ante Courtois. El 1-2 (1-5 en el global) silenció definitivamente al Bernabéu.
Más allá del resultado, lo más llamativo fue la superioridad táctica del Arsenal. El conjunto inglés mostró madurez, solidez defensiva y una gran capacidad para leer el partido en cada fase. William Saliba y Gabriel Magalhães fueron murallas atrás, mientras que Rice, Ødegaard y Jorginho dominaron el centro del campo.
En cambio, el Real Madrid se mostró plano. A pesar de la insistencia de los blancos, el equipo echó en falta creatividad, ritmo y sobre todo fe. Luka Modrić, agotado, entró como recurso pero se vio superado por la intensidad inglesa. Bellingham, ex del fútbol británico, apenas apareció. Y ni siquiera el empuje final del público logró encender la chispa habitual. Ceballos es un remedio para un ratito.
El Real Madrid queda eliminado en cuartos de final y ve cómo se esfuma la posibilidad de sumar una nueva “orejona”. Para un club acostumbrado a dominar esta competición, la derrota no solo supone un varapalo deportivo, sino también una llamada de atención para el futuro.
La otra cara de la moneda es el Arsenal. El equipo de Arteta jugará las semifinales de Champions por primera vez desde 2009. Con una generación joven, dinámica y comprometida, los “gunners” se enfrentarán ahora al Paris Saint-Germain, con la ilusión de volver a una final europea tras casi dos décadas. Es un buen bloque, pero tampoco nada del otro mundo. El París es favorito.